La activista defensora de los derechos humanos saudí Loujain al Hathloul, detenida en mayo de 2018, ha sido liberada este miércoles por las autoridades de Arabia Saudí.
Después de ser detenida en 2018 la activista defensora de los derechos humanos saudí Loujain al Hathloul, detenida en mayo de 2018, ha sido liberada este miércoles por las autoridades de Arabia Saudí.
Su familia ha informado del suceso a través de las redes sociales: «¡Loujain está en casa!».
Sin embargo, pese a la excarcelación, Loujain al Hathloul, será con medidas cautelares, entre ellas una prohibición de viajar fuera del reino.
La activista fue detenida el 17 de mayo de 2018, junto a otras 10 feministas en Arabia Saudí, con quienes trabajaba conjuntamente en el proyecto ‘Amin’, una iniciativa, que según El Confidencial, serviría «para dar refugio a mujeres víctimas de abuso en el ultraconservador país».
El Tribunal de Sanciones de Riad había condenado a la activista por «servir a una agenda externa al reino usando internet (…) con el fin de perjudicar el sistema público, además de colaborar con un número de personas y entes que cometieron actos criminales de acuerdo con la ley de terrorismo».
Durante todo su encarcelamiento diversas ONG y feministas de alrededor del mundo denunciaron que Al Hathloul «ha sufrido abusos sexuales, torturas y amenazas por parte de las autoridades saudíes, quienes niegan las acusaciones».
Related posts
SÍGUENOS
Milei, contra las cuerdas
El peronismo conquista seis de las ocho secciones electorales y abre una grieta en el proyecto de odio del Gobierno nacional.
Feijóo, de la centralidad al fango
Cuando el barro se convierte en programa político, el país entero queda atrapado en la cloaca.
Milei se rinde al dólar: volantazo desesperado con aval del FMI
El gobierno que prometía “no intervenir jamás en el mercado” se arrodilla ante la divisa y dinamita su propio dogma.
Vídeo | Queremos más Chikahiros
No hay pancartas masivas ni focos mediáticos. Solo un chef japonés que cada semana se planta ante la embajada de Israel en Tokio y repite lo mismo: “Parad el genodicio”. Una voz sola que vale por miles. Queremos más Chikahiros.
Vídeo | El negocio de matar
Palantir vende tecnología, pero lo que compra el ejército israelí es impunidad: un algoritmo que legitima la masacre. Cada contrato firmado es un misil que despega. Cada sonrisa de Karp es una fosa abierta.