Lula da Silva, de 75 años, tras 580 días preso y cinco años en los tribunales, ha recibido de vuelta sus derechos políticos y ya no tiene prohibido presentarse a las eleccione
Un juez del Tribunal Supremo de Brasil, Edson Fachin, ha decidido este lunes que el tribunal que juzgó al expresidente Lula da Silva no era competente y, en consecuencia, anuló cuatro procesos en los que el veterano líder del Partido de los Trabajadores (PT) fue condenado por corrupción.
El fallo también restablece los derechos políticos que Lula perdió al ser condenado. El izquierdista, de 75 años, tras 580 días preso y cinco años en los tribunales, ha recibido de vuelta sus derechos políticos y ya no tiene prohibido presentarse a las elecciones. La fecha: octubre de 2022. “La política es mi ADN, solo cuando muera dejaré de hacerla”, declaró el pasado viernes en una entrevista a El País, excluido por estar condenado de la carrera electoral que aupó a Jair Bolsonaro a la presidencia hace más de dos años.
La izquierda brasileña ha recibido con alegría el vuelco al mapa político nacional, no solo del Partido de los Trabajadores. Desde el Partido Comunista de Brasil, uno de los habituales aliados del PT, al Partido Socialismo y Libertad (PSOL), una organización más joven que hizo oposición de izquierda a los gobiernos del Partido de los Trabajadores, y que en 2018 presentó candidatura propia; los mensajes de celebración han sido comunes.

Lula y su importancia para Brasil
Lula es historia de su tiempo. De origen humilde, Lula fue obrero metalúrgico y sindicalista, y a mediados de la década de los 80 ocupó la presidencia del sindicato de los obreros de la metalurgia. Fue uno de los principales organizadores de las mayores huelgas durante la dictadura militar, que pusieron en jaque al régimen y aceleraron su caída.
Candidato a la presidencia de Brasil en varias ocasiones —en 1989, 1994 y 1998—, no fue hasta 2002 cuando logró obtener la victoria. Durante sus ocho años como presidente de Brasil, hizo reformas y radicales cambios que produjeron la transformación social y económica. Brasil, bajo el mandato de Lula, triplicó su PIB per cápita según el Banco Mundial, al punto de convertir a la República en una potencia mundial.
Lula da Silva fue clave para los éxitos económicos de su país, en particular en materia de reducción de la pobreza, con programas sociales como Hambre Cero o Bolsa Familia, que contribuyeron a sacar de la pobreza a unas 30 millones de personas en menos de una década.
A la salida de Lula de la presidencia, 52 millones de personas —el 27% de la población total— se beneficiaban del programa Bolsa Familia. En el plano internacional, jugó un papel destacado en asuntos como el programa nuclear de Irán y los debates sobre el cambio climático.
Sergio Moro, el juez que encarceló a Lula
El polémico Sergio Moro dirigía aquel juzgado de Curitiba. El historial de Moro asusta y expone las carencias del sistema judicial de Brasil y la injerencia estadounidense en este. Según un documento filtrado por Wikileaks, Moro recibió un curso promovido por el Departamento de Estado de Estados Unidos además de un programa para la instrucción de abogados en la Escuela de Leyes de Harvard.
El juez se ha visto implicado en actos sospechosos de corrupción como recibir del Estado unos 1300 dólares mensuales como “ayuda-vivienda” pese a que posee casa propia en la ciudad de Curitiba.
Pero, sobre todo, Moro ha sido criticado y denunciado por testigos de la causa contra Lula por forzarlos mediante métodos ilegales para que declarasen contra el expresidente. Lietides Pereira Vieira, electricista de profesión, declaró que en marzo de 2016 que agentes de la Policía Federal y del Ministerio Público sacaron a su esposa de casa a las 6:00 am, junto con el hijo de 8 años de la pareja, para dar testimonio en el sitio. «Iban armados, vestían ropa de estilo militar, camuflados y con armas en la mano», dijo. Se les coaccionó para que declarasen contra Lula da Silva.
En 2014 ordenó la detención para conducirlo a declarar a una comisaría, e hizo públicas conversaciones privadas de Lula con Rousseff cuando ella aún ocupaba la Presidencia. En julio de 2018 el juez Favretto concedería la libertad a Lula argumentando que su encarcelamiento, dispuesto por Moro «ilegal e inconstitucional», no podía restringir los derechos políticos. Inmediatamente después de esa orden, y pese a estar oficialmente de vacaciones y por tanto no tener injerencia, Sergio Moro intentó impedir que fuera liberado.
Por esta acción de Moro Además, el juez Favretto remitió una denuncia contra Sergio Moro por incumplir su decisión y dando un plazo de una hora para que la Policía Federal liberara al líder del PT. Luego de que la Policía desobedeciera y se negara cumplir el fallo judicial, Moro trató de trabar la sentencia con un nuevo fallo contra el expresidente brasileño preso en Curitiba pese a no tener potestad para ello y estar de vacaciones en Portugal.
Sergio Moro fue blanco de procedimientos administrativos en el Consejo Nacional de Justicia (CNJ) por cuenta su conducta, considerada parcial e incompatible con el Código de Ética de la Magistratura. Entre los reclamos, figura el caso en que ordenó un allanamiento a la Policía Federal en compañías aéreas para conocer vuelos en que los abogados de un investigado. El ministro de la Corte Celso de Mello en su voto se refirió a “hechos extremadamente preocupantes”, como “la monitorización de abogados” y la “demora en el cumplimiento de órdenes judiciales de tribunales superiores.
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