El sistema resistió, pero la confianza en su invulnerabilidad ha quedado definitivamente quebrada.
El 28 de abril de 2025, a las 12:33 horas, la Península Ibérica experimentó un apagón eléctrico sin precedentes. En tan solo cinco segundos, se perdieron 15 gigavatios de generación eléctrica, lo que representó el 60% de la demanda en ese momento. Este suceso provocó la desconexión del sistema eléctrico español de la red europea y afectó a millones de personas en España, Portugal y partes del sur de Francia .
QUÉ SABEMOS
La caída fue súbita y masiva
A las 12:33 de la tarde, en apenas cinco segundos, el sistema eléctrico peninsular perdió 15 gigavatios de generación, equivalentes al 60% de la demanda en ese momento. La magnitud de la caída se percibió de inmediato: hospitales, metros, semáforos, comunicaciones y viviendas quedaron sin suministro.
Se produjo una desconexión automática de Europa
La enorme oscilación en los flujos de potencia desestabilizó la red española, obligando a una desconexión automática de la interconexión con Francia. España quedó aislada eléctricamente del resto del continente, agravando el impacto y dificultando una recuperación inmediata.
El colapso afectó a servicios esenciales
Millones de personas quedaron sin luz. Las principales ciudades del Estado español, desde Madrid a Sevilla, pasando por Barcelona, Zaragoza o Bilbao, sufrieron parones en servicios básicos: hospitales operando en modo emergencia, trenes varados, aeropuertos congestionados, tráfico desbordado, comunicaciones móviles interrumpidas.
La recuperación fue lenta y desigual
El restablecimiento del suministro comenzó por el norte, donde la cercanía con la frontera francesa facilitó el reinicio. A las 21:30 horas, aproximadamente el 35% del suministro nacional se había recuperado. La normalidad no se alcanzó hasta la madrugada del día siguiente en buena parte del territorio, con zonas rurales aún sin luz avanzada la mañana del 29 de abril.
No se detectó sabotaje confirmado en tiempo real
Los operadores del sistema y las autoridades de seguridad nacional no detectaron, en las primeras horas, signos evidentes de sabotaje físico o cibernético en las infraestructuras críticas. Los sistemas de control remoto de Red Eléctrica funcionaron con normalidad hasta el momento del apagón.
QUÉ NO SABEMOS
La causa exacta del apagón sigue sin aclararse
Pese a las investigaciones abiertas, no existe aún un informe definitivo que explique qué originó la desaparición súbita de 15 gigavatios. El Gobierno ha evitado confirmar hipótesis para no alimentar especulaciones.
Se barajan varias hipótesis
Entre los posibles factores analizados están:
- Un fallo técnico catastrófico en uno o varios centros de generación clave.
- Un error de sincronización en la interconexión con Francia que desestabilizara la red.
- Un ciberataque avanzado contra componentes críticos del sistema eléctrico.
- Un fenómeno atmosférico extremo no previsto, como variaciones abruptas en la ionosfera.
Ninguna de estas hipótesis ha podido ser corroborada con pruebas concluyentes.
El riesgo de ciberataque existe, pero no se confirma
Aunque el Centro Criptológico Nacional y el Mando Conjunto del Ciberespacio analizan la posibilidad de un ciberataque, hasta ahora no se ha encontrado un patrón de intrusión que explique el colapso. La complejidad para ejecutar un ciberataque de estas dimensiones —afectando a todo un país— es extremadamente alta, aunque no imposible.
Las autoridades europeas permanecen en alerta
La Comisión Europea, en contacto con España y Portugal, ha activado protocolos de supervisión y alerta temprana. Sin embargo, no se ha elevado el nivel de amenaza de infraestructuras críticas, a la espera de las conclusiones definitivas de la investigación.
El sistema eléctrico demostró su fragilidad
El apagón ha revelado que, pese a la modernización tecnológica y los esfuerzos de interconexión, la red eléctrica sigue siendo vulnerable ante incidentes extremos. La falta de redundancia en ciertas zonas y la sobredependencia de algunos nodos críticos agravan el riesgo.
La gran incógnita
A casi 48 horas del suceso, España sigue sin saber qué provocó el mayor apagón de su historia reciente. Un silencio preocupante que deja abiertas todas las preguntas. El sistema resistió, pero la confianza en su invulnerabilidad ha quedado definitivamente quebrada.
Lo que falló una vez puede volver a fallar.
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