Un reciente estudio revela que 20 países, liderados por Estados Unidos, son responsables del 90% de los nuevos proyectos de extracción de petróleo y gas previstos de aquí a 2050, emitiendo a la atmósfera unas 173 gigatoneladas de CO2 que no nos podemos permitir si queremos minimizar los impactos del cambio climático.
Este verano se han hecho evidentes las consecuencias del cambio climático sobre nuestras vidas. Hemos comprobado empíricamente (la teoría hace décadas que la conocemos) que no podemos vivir como hasta ahora en un planeta que hemos forzado al límite de su capacidad y en proceso de ebullición. Inundaciones, sequías, eventos meteorológicos extremos, pérdida de fertilidad del suelo… son solo algunas de las consecuencias del calentamiento global provocado principalmente por la quema de combustibles fósiles.
La ciencia es muy clara al respecto: si queremos mitigar los impactos del cambio climático, es imprescindible reducir drásticamente nuestra dependencia a los combustibles fósiles. Y no lo estamos haciendo. Al contrario, de aquí a 2050 están previstos nuevos proyectos de gas y petróleo que supondrán 172,6 gigatoneladas de contaminación de CO2, lo que equivale a la vida útil de unas 1.082 nuevas plantas de carbón o a más de 30 años de emisiones anuales de carbono de Estados Unidos.
Son algunos de los datos publicados en el último informe publicado por Oil Change International, y que es buena muestra de la hipocresía occidental en torno al debate climático: «Un puñado de las naciones más ricas del mundo están arriesgando nuestro futuro al ignorar voluntariamente las llamadas que instan a eliminar rápidamente los combustibles fósiles», asegura el estudio.

De nada sirve el desarrollo de las energías renovables, el reciclaje ni ningún otro esfuerzo que hagamos si no viene acompañado por una reducción inmediata de la quema de combustibles fósiles. Es sencillo de entender y no existen dudas al respecto. Sin embargo, y a pesar de las dramáticas consecuencias que ya estamos empezando a sufrir, el capitalismo continúa con su suicida carrera hacia el abismo, anteponiendo el crecimiento económico y la generación de beneficios para una pequeña élite a la sostenibilidad de todo el planeta y las especies que lo habitan.
Y al frente de esta carrera hacia el precipicio tenemos al mismo líder desde el pistoletazo de salida: Estados Unidos, denominado en el informe como «el jefe de los destructores del planeta», que provocará la emisión de 72,5 nuevas gigatoneladas de CO2 a la atmósfera solo contando estos nuevos proyectos de extracción de combustibles fósiles. El informe señala además a otros cuatro «hipócritas climáticos del Norte Global», que junto con Estados Unidos supondrán el 51% de la expansión del petróleo y el gas para 2050. Canadá, Australia, Noruega y Reino Unido siguen en el ránking a EE.UU.

Hoy sabemos que las principales empresas petrolíferas conocían desde los años 70 las consecuencias para el planeta de su modelo de negocio, y lo único que hicieron fue ocultar las pruebas para poder seguir acumulando beneficios. Hoy esas pruebas son evidentes, y sin embargo nada ha cambiado. De aquí a 2050, si no lo evitamos, se seguirán extrayendo y quemando combustibles fósiles como si no pasara nada, haciendo imposible la meta de contener el aumento de la temperatura global en 1,5ºC.
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