«Ha tenido la mala suerte de la ecuación tiempo-espacio. Tiempo, porque estamos en el 2023 y espacio, porque es que lo hizo en público sin ningún rubor y sobre un grupo de campeonas hartas«
En un mundo que intenta avanzar a pasos hacia la igualdad y el respeto, hay quienes, lamentablemente, parece que decidieron quedarse en tiempos pretéritos. Julia Otero, siempre con un estilo crítico, volvió a la luz pública con una mordacidad que la caracteriza. Tras un descanso veraniego, la periodista de Onda Cero no se quedó callada frente al episodio que ha mantenido a todos pegados a las pantallas: el beso no solicitado de Rubiales a la deportista Jenni Hermoso.
Otero, con su capacidad única de sintetizar el sentir de muchos en pocas palabras, comentó con ironía sobre la vorágine de eventos que se han sucedido en este mes. Y, es cierto, agosto ya no es aquel mes tranquilo donde las noticias disminuyen su ritmo. «Han ocurrido casi más cosas en este mes veraniego que durante todo el año», apuntó.
Sin embargo, fue su comentario sobre Rubiales el que capturó la atención de todos. Con una sutileza llena de sarcasmo afirmó: «Que se lo pregunten a Rubiales. El pobre aún no entiende qué demonios le ha pasado. La noticia, en todo caso, no fue lo que hizo él. La noticia es la reacción social que ha provocado».
El comentario que se ha vuelto viral y que añadió una capa más de crítica a la situación fue: «Ha tenido la mala suerte de la ecuación tiempo-espacio. Tiempo, porque estamos en el 2023 y espacio, porque es que lo hizo en público sin ningún rubor y sobre un grupo de campeonas hartas de tragar sapos y babas ajenas».
EL MUNDO RESPONDE
No obstante, Otero fue aún más lejos, apuntando que Rubiales no es una anomalía. «Hay Rubiales en todas partes y en todos los negociados, incluido el nuestro», señaló. Aquello que muchas mujeres han tolerado durante siglos, ahora se encuentra en el punto de mira gracias a campeonas que han dicho basta.
«Buena noticia: las viejas luchadoras sí que tienen relevo, ojo, y disparan a puerta», concluyó Otero, marcando un punto de inflexión en la conversación sobre el respeto hacia las mujeres en el ámbito deportivo.
Pero no fue sólo Otero quien se expresó. Los propios jugadores de la selección masculina de fútbol se han manifestado. Álvaro Morata, capitán del equipo, respaldado por sus compañeros, enfatizó: «Queremos rechazar unos comportamientos inaceptables por parte del señor Rubiales, que no ha estado a la altura de la institución que representa».
Es evidente que el incidente de Rubiales ha desatado una avalancha de críticas y reacciones, demostrando que la sociedad está lista para hacer frente a comportamientos del pasado y marcar un precedente para el futuro. El mensaje es claro: el respeto no es negociable.
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