19 Abr 2024
DERECHOS Y LIBERTADES, Justicia, PRINCIPAL

El asesinato de Anna y Olivia, una conmoción para todo el país 

Un equipo de búsqueda encontró este jueves el cuerpo de Olivia, de 6 años. Se trata de un claro caso de violencia vicaria.

Según han confirmado fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), el cuerpo hallado este jueves a una profundidad de 1.000 metros en las costas de Tenerife es el cuerpo de Olivia Gimeno Zimmermann, la mayor de las dos hermanas secuestradas por su padre hace más de un mes.

El cuerpo de Olivia se encontraba en el interior de una bolsa de deportes que estaba atada a la cadena y al ancla de la lancha de su padre, el presunto asesino Tomás Gimeno. Junto a esa bolsa, había otra bolsa vacía. El cadáver fue trasladado a tierra sobre las 18.00 y llevado al Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, en San Cristóbal de La Laguna Las autoridades aún buscan a Olivia y a su padre por mar y tierra.

La tarde del 27 de abril, Gimeno recogió a sus dos hijas para llevarlas a cenar, según las investigaciones. Primero se presentó en la casa de su exesposa para recoger a Anna. Luego fue a por Olivia a una práctica del colegio en Santa Cruz de Tenerife, en Islas Canarias.

Gimeno

Gimeno, de 37 años, debía entregarlas en casa de su exesposa, Beatriz Zimmermann, tras pasar la tarde con ellas. Nunca devolvió a las niñas, aunque Beatriz y las autoridades mantenían las esperanzas de que estuvieran con vida, por lo que el hallazgo del cuerpo de Olivia ha sido un duro golpe.

Las cámaras de seguridad registraron su presencia, pero no se le vio acompañado de las niñas. Sin embargo, el hombre hizo dos viajes a su auto para llevar seis bolsas a la embarcación que tenía atracada en ese esa marina deportiva del norte de la ciudad. Se sabe que realizó dos viajes en su bote.

En el primero, la Guardia Civil se encontró con Gimeno y lo amonestó por saltarse el toque de queda vigente entonces en Tenerife por la pandemia de covid-19. A su vuelta a tierra, dos horas después, volvió sin las bolsas que subió a su bote y estuvo un rato cargando su teléfono celular. Se sabe que tuvo varias conversaciones telefónicas con Beatriz Zimmermann, a quien le dijo que nunca más volvería a ver a las niñas ni tampoco a él. Pasada la medianoche, volvió a zarpar y ya no regresó a tierra.

Sigue el rastreo

La Delegación del Gobierno en Canarias ha informado de que los trabajos de rastreo prosiguen en el área de búsqueda que se había determinado por parte de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Santa Cruz de Tenerife.

Los rastreadores esperan encontrar en las próximas horas los cadáveres de Anna, la otra niña, de un año, y de su padre, Tomás Gimeno, de 37, en la zona. Según las mismas informaciones, hay un petate en el fondo del mar donde se aprecia un bulto, que podría ser el de otro cadáver.

Las últimas informaciones apuntadas por fuentes de la Guardia Civil citadas por La Provincia indican que los cuerpos de la pequeña Anna, de un año, y de su padre, Tomás Gimeno, estarían también localizados en el lecho marino de esa zona de la costa tinerfeña.

No hay palabras

El portavoz de la familia de Anna y Olivia, las menores desaparecidas junto a su padre en Tenerife, ha afirmado que están «consternados» tras el hallazgo del cuerpo sin vida de Olivia, la hermana mayor de 6 años, en el interior de una bolsa de neopreno hallado a más de 1.000 metros de profundidad a tres millas del puerto de Güimar.

En declaraciones a laSexta, Joaquín Amills ha asegurado que el hallazgo del cadáver «ha sido una losa repentina» que la familia «no esperaba». No obstante, ha llamado a ser «prudentes» y esperar a la confirmación de la identidad oficial.

«No hay palabras en este momento», ha lamentado Amills después de que la Guardia Civil haya informado a la familia de las menores desaparecidas desde el pasado 27 de abril del hallazgo este mediodía de un cuerpo humano en las profundidades marinas en las que el sonar busca desde hace 13 días a las hermanas de Tenerife.

Violencia vicaria

«Te daré en donde más te duele». La violencia vicaria es esa violencia que se ejerce sobre los hijos de la pareja o matrimonio por el hombre, con el fin último de hacer daño a la mujer. Los menores pueden ser objeto de maltrato físico o psicológico; así como ser asesinados para infringir a la madre el máximo dolor posible.

El término violencia vicaria lo acuñó la psicóloga clínica Sonia Vaccaro hace casi una década. Es una violencia secundaria a la víctima principal, que es la madre.

La violencia vicaria es un tipo de violencia contra la mujer, una de las más dolorosas, que es silenciosa y que solo se suele evidenciar cuando se dan desenlaces terribles como ha sucedido en el conocido como ‘Caso Bretón’.

El objetivo del agresor en estos casos es deshumanizar a los hijos y utilizarlos como mero instrumento a través del que hacer daño a la madre.

Tal y como denunció Beatriz, la madre de Olivia y Anna, Tomás Gimeno no aceptaba que sus hijas convivieran con ella y el empresario belga que se había convertido en su nueva pareja. Le costó digerir la separación y más aún la aparición del novio de Beatriz, de 60 años. «No quiero que ese viejo cuide a mis hijas», repetía el presunto asesino. Un claro caso de violencia vicaria.

Gabriel, Asunta, Ruth y José…

En los últimos años, España ha sido testigo de trágicos desenlaces de otras desapariciones de niños de muy corta edad, que fueron encontrados sin vida tiempo después tras ser asesinados por un familiar, ya sea padre o madre.

El caso Bretón sucedió en Córdoba. Los niños Ruth y José, de seis y dos años, desaparecieron y su padre, José Bretón, fue finalmente condenado a 40 años de prisión por su asesinato.

Ana Julia Quezada fue condenada a prisión permanente revisable por el asesinato de Gabriel Cruz, un niño de ocho años, ocurrido en Almería el 27 de febrero de 2018. Ella era la pareja del padre, que pidió al pequeño que le acompañara a la finca de Rodalquilar. Fue allí donde, según la sentencia, «logró vencer su resistencia y provocar su fallecimiento». La propia Quezada colaboró en el proceso de búsqueda.

Los padres adoptivos de la pequeña Asunta Basterra, de 12 años, denunciaron la desaparición de la menor en 2013, y el 12 de noviembre de 2015, la Audiencia Provincial de A Coruña condenó a los progenitores a 18 años de prisión por asesinato. Funcionarios de la cárcel de Brieva (Ávila) encontraron muerta en su celda, colgada de un cinturón de tela atado a la ventana, a Rosario Porto, la madre.

En el caso Godella, Gabriel y María, los padres de los niños asesinados en Godella (Valencia), fueron condenados como culpables del crimen cometido sobre los dos pequeños en la noche del 14 de marzo de 2019. Los forenses que practicaron la autopsia a los dos niños asesinados por sus padres en un ritual en una casa de campo dictaminaron que los menores murieron tras impactos «repetitivos» y con una «tremenda violencia».