El discurso del «Si pides la ayuda en árabe llega antes» evidencia la instrumentalización del odio para tapar la ineficacia.
LA DANA Y GAZA: UNA COMPARATIVA FALSA Y PERVERSA
El president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, y el Partido Popular han mostrado una vez más cómo se usa el dolor y el prejuicio como armas políticas. Al comparar las ayudas destinadas a Gaza con las necesarias para la reconstrucción tras la DANA que azotó Valencia el pasado 29 de octubre, Mazón no solo ignora los hechos, sino que siembra divisiones. Declarar que la Generalitat «no recibe ni un euro» mientras felicita irónicamente «al pueblo de Gaza» por los 24 millones en ayudas, no es solo falso, sino deliberadamente malintencionado.
Según los datos de Moncloa, el Gobierno ya ha movilizado 16.000 millones de euros para la reconstrucción por la DANA, de los cuales 1.400 millones ya se han abonado y el resto está en proceso. Esto equivale a 58 veces más que la ayuda destinada a Gaza, un territorio bajo asedio y devastado por décadas de ocupación. El PP lo sabe, pero la verdad no parece estar entre sus prioridades.
Además, las acusaciones de que el Gobierno no ha solicitado ayuda europea han sido refutadas. Una carta enviada por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, a la comisaria europea de Cohesión y Reformas, fechada el 4 de noviembre, confirma que España inició el trámite para acceder al Fondo de Solidaridad de la Unión Europea. Sin embargo, esta evidencia no ha impedido al PP seguir alimentando un bulo diseñado para dividir y confrontar.
CUANDO EL RACISMO SE NORMALIZA EN EL DEBATE POLÍTICO
El mensaje difundido por las redes sociales del PP y sus Nuevas Generaciones —»Si pides la ayuda en árabe llega antes» o «Gaza, municipio de la provincia de Valencia»— no es solo una burla; es la institucionalización del racismo. Estos comentarios no son fruto de un error aislado, sino una estrategia calculada para encender las llamas del resentimiento y desviar la atención de sus propios fracasos.
Reducir la tragedia en Gaza a un arma política no solo es inmoral, sino profundamente irresponsable. Mientras miles de personas en Gaza enfrentan la pérdida de hogares, acceso a agua potable y derechos humanos básicos, el PP decide utilizar su sufrimiento como herramienta de manipulación política. Al mismo tiempo, deja a las y los valencianos afectados por la DANA como rehenes de un discurso centrado en culpar al Gobierno central, sin asumir su propia responsabilidad en la gestión de la catástrofe.
Este tipo de mensajes tienen un impacto real. Promueven un clima en el que el odio hacia personas migrantes y refugiadas es visto como legítimo. Alimentan la percepción de que las ayudas sociales son un recurso que compite entre quienes «merecen» y quienes no, según una jerarquía racial implícita. Es la vieja táctica del divide y vencerás, reciclada para el siglo XXI.
EL POPULISMO DEL ODIO COMO ÚNICA PROPUESTA
En ausencia de propuestas sólidas o de autocrítica, el PP se refugia en el populismo del odio. Carlos Mazón, que debería liderar los esfuerzos de reconstrucción en Valencia, prefiere gastar energías en declaraciones incendiarias. Esto no es nuevo. Su trayectoria está marcada por la tendencia a utilizar tragedias para ganar puntos políticos, incluso si esto significa sembrar el racismo y la desinformación.
Al comparar ayudas humanitarias internacionales con las destinadas a un desastre natural en territorio español, el PP no solo desinforma, sino que muestra un desprecio por los principios más básicos de solidaridad y derechos humanos. ¿Qué sigue después? ¿Poner precio a la dignidad de las personas según su origen o su lengua?
La estrategia es clara: manipular la indignación de quienes sufren, desviar la atención de su propia incapacidad y agitar un fantasma de favoritismo hacia «los otros». Mientras tanto, las verdaderas víctimas, tanto de la DANA como del asedio en Gaza, son reducidas a herramientas en un tablero político. Ese es el legado que Mazón y el PP están construyendo: uno donde el racismo y la mentira son políticas de Estado.
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