Los delitos de odio entre los que se encuentran las agresiones por orientación sexual aumentaron un 9,3% en los seis primeros meses de 2021. Una mentira no puede tapar estos datos.
El caso del joven que mintió en Malasaña ha destapado una ola de desconfianza, sobre todo el sector más ultra de la ciudadanía.La Policía no encontraba indicios de la agresión de la que hablaba el joven: los vecinos ni “oyeron ni vieron nada” a pesar a que todo había ocurrido a plena luz del día según el relato del joven, ni había un solo testigo.
Sin embargo, esta mentira no puede tapar unos datos cuanto menos llamativos y que ponen al discurso de la extrema derecha en el punto de mira. Los delitos de odio entre los que se encuentran las agresiones por orientación sexual aumentaron un 9,3% en los seis primeros meses de 2021, con respecto a 2019, según el Ministerio de Interior.
Los datos del informe sobre la evaluación de los delitos de odio en 2020 en España que ofrece Interior indican que se produjeron 277 infracciones penales referidas a delitos por orientación sexual o identidad de género.

Agresiones homófobas
Tampoco cambia el hecho de que las agresiones homófobas en diferentes lugares del país siguen ahí y siguen produciéndose. Una de ellas ocurrió en Toledo, cuando un joven regresaba a su casa de madrugada después de salir de fiesta y le increparon.
También se han denunciado agresiones en Málaga, donde un chico fue agredido en la playa. Después de recibir insultos, un joven recibió un puñetazo en la cara en Vitoria.
Un joven transexual fue agredido en Valencia con puñetazos y patadas. Una brutal paliza terminó con la vida de Samuel, el joven que murió de una agresión en A Coruña este verano.
Samuel
Pero por encima de todo está el asesinato de Samuel, punta de lanza para la denuncia de estos actos. «O paras de grabar o te mato, maricón», gritó uno de los agresores a Samuel, pensando que lo estaba grabando a él cuando en realidad estaba realizando una videoconferencia. A Samuel sólo le dio tiempo a pronunciar: «¿Maricón de qué?», momentos antes de recibir el primer puñetazo.
Tras alejarse de la escena, el chico que lo había agredido volvió a por él, esta vez acompañado de otras 12 personas, que aprovecharon la ocasión para asesinarlo.
Samuel no se merece que la lucha contra los crímenes de odio basados en el sexo queden impunes. Una mentira no puede cambiar el hecho de que este tipo de crímenes están creciendo en España y que haya que tomar medidas urgentes y valentes para detenerlos. Por todos las agresiones, pero sobre todo, por Samuel.
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