Comentarios como «Son invasores, no inmigrantes» o «Fuera África de la Europa civilizada» no tienen cabida en una democracia.
El grupo de extrema derecha Vox vuelve a mostrar su verdadera cara al citar en la comisión de la DANA en València a figuras vinculadas al neonazismo y a grupos ultras que promueven el odio. Mientras las familias de las 223 víctimas del desastre esperan justicia y solución, Vox politiza la tragedia y amplifica discursos de odio, desdibujando los límites de la democracia.
Un ataque a Pedro Sánchez respaldado por la extrema derecha
La inclusión de Adrián Campos, representante de Revuelta, en la lista de comparecientes solicitados por Vox es un hecho indignante. Revuelta, un grupo ultra que reivindicó el ataque a Pedro Sánchez durante su visita a Paiporta el 3 de noviembre, está directamente relacionado con actos violentos. Campos llegó a jactarse en un grupo de WhatsApp de los daños infligidos al presidente del Gobierno y al equipo que lo acompañaba. Estos hechos no solo reflejan violencia física, sino también un desprecio absoluto por las bases democráticas.
Revuelta no opera en el vacío. Su coalición con Valentia Forum y la cercanía de ambas entidades con Vox no son coincidencias. Valentia Forum, el otro grupo ultra convocado por Vox, alberga un historial preocupante. Su representante, Andrés Romaguera, tiene un pasado ligado al neonazismo. Romaguera fue condenado en 1995 junto a otros miembros de la organización neonazi Acción Radical, una entidad declarada ilícita. Este tipo de alianzas no son errores; son una estrategia deliberada de normalización del odio.
El portavoz de Vox en València, Juan Manuel Badenas, no ha dudado en utilizar la tragedia para fines políticos. Su organización de charlas en la sede de Valentia Forum, en barrios con alta población inmigrante, y sus declaraciones cargadas de desprecio hacia colectivos vulnerables, solo intensifican la polarización social. Mientras, los interrogatorios para esclarecer la gestión de la DANA se programan para el próximo enero, dejando claro que las prioridades están lejos de las necesidades de las víctimas.
Discurso de odio y desinformación como estrategia
No es la primera vez que Vox queda expuesto por fomentar el odio. Tanto Badenas como Cecilia Herrero, otra concejala del partido, han sido denunciados por la Fiscalía por presuntos delitos de odio. Badenas difundía bulos en redes sociales, atribuyendo crímenes a inmigrantes para alimentar prejuicios. Herrero, por su parte, publicó mensajes en redes entre 2020 y 2023 que no solo son xenófobos, sino también abiertamente supremacistas. Comentarios como «Son invasores, no inmigrantes» o «Fuera África de la Europa civilizada» no tienen cabida en una democracia.
Es imposible ignorar el contexto en el que esto ocurre. En València, la DANA del 29 de octubre dejó una devastación sin precedentes. 223 personas murieron, incluyendo 17 en pedanías como La Torre y Forn d’Alcedo. Mientras tanto, Vox desvía el foco hacia temas que promueven su agenda ideológica, dejando de lado a las y los afectados. En lugar de priorizar la recuperación de las zonas afectadas, Vox elige amplificar voces extremistas.
Las alianzas con grupos como Valentia Forum y Revuelta representan un peligro real para la convivencia. En 2019, la apertura del local de Valentia Forum en un barrio multicultural de València desató protestas vecinales. Este tipo de presencia, respaldada ahora desde instituciones públicas, supone un retroceso. La normalización de discursos extremistas desde la política institucional erosiona los valores democráticos y deja sin protección a quienes ya sufren discriminación y violencia.
La inclusión de personajes vinculados al neonazismo y el odio en una comisión que debería centrarse en la gestión de una tragedia humanitaria es un reflejo del rumbo peligroso que está tomando la política local. No hay lugar para el odio disfrazado de gestión pública.
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