Este español de raíces senegalesas volvió a ser detenido en la estación madrileña de Atocha el pasado miércoles por agentes de la Brigada Móvil (Brimo) de la Policía Nacional.
Serigne Mbayé Diouf, destacado activista antirracista y exrepresentante de Podemos en la Asamblea de Madrid, ha sido objeto de un número incontable de detenciones, una realidad que se ha convertido en su cotidianeidad. «Por lo menos una vez al mes», confesó al periódico Público.
Este español de raíces senegalesas volvió a ser detenido en la estación madrileña de Atocha el pasado miércoles por agentes de la Brigada Móvil (Brimo) de la Policía Nacional. Salió de comisaría acusado de «desobediencia y resistencia», cargos que Mbayé rechaza rotundamente y por los cuales ha decidido impugnar su detención. «Me tocan todo el rato este tipo de controles racistas», lamenta, convencido de que su activismo y su rol político intensifican la vigilancia policial sobre él.
PERFILES Y ESTIGMAS
La reciente detención de Mbayé se llevó a cabo un miércoles a las nueve de la mañana. Había acordado encontrarse con un compañero migrante en Atocha Cercanías para asesorarlo en trámites burocráticos. Sin embargo, apenas se saludaron, dos agentes les solicitaron sus documentos. «Es que en vuestros países…», llegó a decir uno de ellos, comentario que Mbayé, justamente, cuestionó. Sin más, se vio en el suelo, siendo arrestado. Asegura que en ningún momento ofreció resistencia, y que incluso propuso ir a pie a la comisaría. Sin embargo, afirma que durante el trayecto un agente le lastimó, moviendo intencionalmente sus brazos esposados.
Pero este es solo uno de los múltiples episodios que Mbayé ha experimentado. Recordó al medio Público otro incidente en el portal de su vivienda, donde fue identificado por ocho agentes. También menciona incidentes similares en Madrid, Algeciras y València. En este último, a pesar de estar con compañeros de su partido, solo a él le solicitaron la documentación.
¿RACISMO INSTITUCIONALIZADO?
La discriminación racial sigue estando a la orden del día. A pesar de la prohibición explícita de la Policía desde 2012 sobre las «redadas racistas» o «controles policiales por perfil racial», estas prácticas persisten. Han sido señaladas por el Defensor del Pueblo, organizaciones como SOS Racismo, Amnistía Internacional y hasta la ONU, la cual en 2009 concluyó que los controles de identidad no pueden basarse en características físicas o étnicas.
En 2022, Rights International Spain (RIS) reveló que la discriminación racial sigue siendo común en España. Otro estudio de SOS Racisme del mismo año mostró que las personas extranjeras tienen más del triple de probabilidades de ser identificadas por la Policía que las y los ciudadanos españoles.
En un país que se precia de ser democrático y respetuoso de los derechos humanos, es inaceptable que las enfermeras y enfermeros, las y los docentes, las y los jueces, y cualquier otro ciudadano, sin importar su origen, tengan que enfrentarse a prejuicios y discriminaciones. El activismo de Mbayé y otros líderes similares es esencial para visibilizar y combatir este racismo sistémico. Es imperativo que las instituciones actúen de forma coherente y justa, garantizando los derechos de todas y todos los ciudadanos por igual.
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