El líder popular dio la instrucción a sus subalternos de hacer todo lo que tuvieran que hacer para frenar a Bárcenas
Este miércoles, el ex tesorero del PP Luis Bárcenas ha asegurado en una nueva declaración ante el juez que investiga la “Operación Kitchen”, Manuel García-Castellón, que al salir de prisión en 2015 se dio cuenta de que habían desaparecido del estudio de su mujer documentos sobre los supuestos pagos en B del partido y el “pendrive” donde supuestamente guardaba las grabaciones que habría hecho al ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy y que demostrarían que éste conocía la ‘caja b’.
Bárcenas atribuye la desaparición de ese material al espionaje parapolicial del que habría sido víctima con la “Operación Kitchen”, presuntamente ideada desde el Ministerio de Interior, y costeada con fondos reservados, con el objetivo de sustraer a Bárcenas y su entorno la documentación comprometedora que pudieran tener sobre el partido y sus dirigentes.
En unas cajas trasladadas por su chófer Sergio Ríos, desde su despacho en el cuartel general del PP al taller de restauración de arte que su mujer, era donde Bárcenas almacenaba el material comprometedor. A principios de 2015 empezó a revisar las cajas y advirtió que las grabaciones no estaban. El ex tesorero del PP pensó que faltaban cajas que el propio PP habría intervenido en 2013, con su ingreso en prisión provisional, pero no se le ocurrió que hubieran llegado y extraviado en el estudio de su mujer hasta que un periodista le comentó algo de una operación policial.
Tal y como señala La Razón, en el secreto de las decisiones que afectan a la gestión del problema que representaba el ex tesorero del PP había muy pocos dentro de ese triángulo que tenía como vértices Génova, Moncloa y el Ministerio del Interior.
Los primeros mensajes que Mariano Rajoy intercambió con su ex tesorero, se filtraron poco más de un año después de que hubiera llegado a la Presidencia del Gobierno y cuando ya había estallado todo el escándalo sobre la contabilidad B y los sobresueldos.
El líder popular decidió entonces dar una instrucción a sus subalternos: hacer todo lo que tuvieran que hacer para frenar a Bárcenas. Según explican fuentes solventes a La Razón, Rajoy constituyó una «célula reservada y exclusiva» desde la que gestionar todas las novedades que tuvieran que ver con Bárcenas.
Y es aquí donde se sitúa el comienzo del caso Kitchen, que investiga al ex comisario José Villarejo, al ex número dos de la Policía, Eugenio Pino, y al antiguo chofer de Luis Bárcenas, Sergio Ríos, por una supuesta operación del Ministerio del Interior para sustraer información sensible a Bárcenas por miedo a que pudiera perjudicar a altos cargos de esta formación.
En el partido le señalan como el máximo responsable de las las presuntas órdenes que llevaron a implicar a su Gobierno y a su partido en las relaciones con las alcantarillas del Estado para detener a Bárcenas. Incluso hasta los que defienden que Rajoy no se enriqueció con las irregularidades de la financiación del PP, consideran que nadie actuó sin que él lo hubiese decidido.Al ex presidente del Gobierno lo que le preocupa ahora es la imputación de la ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal al igual que su jefe de Gabinete, ya que la información para frenar el avance de la investigación sobre la financiación del PP y proteger a los altos cargos del partido no bajaba a segundos niveles de la cúpula. Rajoy no siempre gestionó el problema de Bárcenas con reuniones a tres bandas sino que trataba con cada interlocutor lo que le afectaba directamente e incluso hasta hablaba personalmente con el «número dos» de Interior Francisco Martínez, según información de La Razón.
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