UNA CRIPTOMONEDA SIN RESPALDO, UN PRESIDENTE COMO GANCHO PUBLICITARIO
Javier Milei ha cruzado una nueva línea roja. No satisfecho con desmantelar el Estado y precarizar a la población, ahora se ha convertido en el rostro de una presunta estafa digital con una criptomoneda sin respaldo. La oposición argentina, con Cristina Kirchner al frente, ha denunciado el escándalo y prepara un juicio político por lo que podría ser una defraudación masiva orquestada desde la más alta magistratura del país.
La historia es tan burda como peligrosa: desde su cuenta oficial de X (antes Twitter), el presidente promocionó la criptomoneda $LIBRA, una «moneda meme» creada sin respaldo real y cuyo valor se disparó artificialmente tras el espaldarazo de Milei. En pocas horas, miles de personas confiaron en la palabra del mandatario, compraron caro y perdieron millones cuando el precio se desplomó. Mientras tanto, un pequeño grupo, con información privilegiada, se embolsaba fortunas.
Para la oposición, el caso es claro: Milei ha usado su investidura para promover una estafa. “De Hayek pasaste a Ponzi”, lanzó Kirchner en un mensaje incendiario, subrayando la incongruencia del libertario, que enarbola la bandera de la «libertad de mercado» mientras convierte al país en un casino donde solo ganan los de siempre.
El Frente de Izquierda (FIT) y la Coalición Cívica también han exigido explicaciones inmediatas. Las acusaciones no son menores: posible violación de las leyes de Ética Pública y de Entidades Financieras, lavado de dinero y fraude masivo. Desde la Unidad de Información Financiera (UIF) ya se evalúa si lo sucedido se encuadra dentro de estos delitos.
EL OFICIALISMO SE VICTIMIZA Y REHUYE RESPONSABILIDADES
Como era de esperar, la estrategia del Gobierno ha sido minimizar el escándalo y desviar la atención. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, ha salido en defensa de Milei, denunciando una «operación» para destituir al presidente. «Fue una bomba atómica para intentar bajarlo de un hondazo», declaró sin rubor alguno.
Bullrich pretende presentar a Milei como una víctima de la oposición, argumentando que “tiene derecho a apoyar emprendimientos”. Pero un presidente no es un influencer, ni un youtuber especulador. No puede jugar con el dinero de la gente como si fuera un casino online. Su cargo exige responsabilidad y, sobre todo, garantizar que las políticas económicas beneficien a la población, no a un puñado de especuladores amigos.
La trampa es evidente: mientras el país sufre un ajuste brutal y la inflación destroza los salarios, Milei juega con criptomonedas sin respaldo y, cuando las cosas salen mal, se victimiza y habla de «golpes».
Argentina no necesita un crupier en la Casa Rosada, necesita un presidente que garantice estabilidad y futuro.
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