Cuando un jefe de Estado promociona un esquema dudoso y se esfuma el dinero de miles, ya no hablamos de «libertad financiera», hablamos de impunidad presidencial disfrazada de innovación.
EL FRAUDE GLOBAL QUE HUELE A BALCÓN CELESTE Y BLANCO
La trama de la criptomoneda $Libra es un manual de capitalismo salvaje en estado puro. Según la presentación judicial en Nueva York, el propio presidente argentino difundió una declaración “altamente engañosa” para legitimar un activo digital que acabó desplumando a decenas de miles de personas, dejándoles pérdidas superiores a 280 millones de dólares. No fue un tuit cualquiera. Fue un mensaje lanzado desde la cuenta del mandatario, vendiendo una promesa de prosperidad nacional mientras se cocinaba un saqueo global.
El 14 de febrero, Milei escribió que $Libra “fondearía pequeñas empresas argentinas”. En paralelo, los creadores del token, con información privilegiada, inflaron la demanda, vendieron a precios astronómicos y huyeron con la caja. El resultado: un puñado de millonarios sonrientes, y miles de pequeños ahorristas llorando frente a la pantalla. Entre ellos, gente que creyó al presidente de un país que presume de libertad de mercado como si fuera dogma religioso.
La demanda colectiva en Nueva York señala al empresario estadounidense Hayden Davis y su clan, pero la sombra de Milei sobrevuela la operación como un sello de legitimidad prestado a cambio de algo aún no aclarado. Las transferencias millonarias que salieron de las billeteras de Davis días después de reunirse con el mandatario en Casa Rosada no huelen precisamente a azar financiero.
ARGENTINA, EL REFUGIO PERFECTO PARA EL SILENCIO
Mientras la justicia estadounidense intenta poner un dique a la sangría, en Argentina el asunto se diluye como si nada. Milei disolvió por decreto la unidad especial que investigaba la estafa, antes siquiera de entregar un informe. En el Congreso, la comisión creada para esclarecer los hechos está paralizada gracias a sus legisladores fieles. Un presidente acusado de ser pieza clave en un fraude multimillonario opera a plena luz, sin freno institucional y con una máquina mediática que lo protege.
El relato libertario se vende como ruptura con la “casta”, pero esto es casta en estado puro: el poder blindando negocios turbios mientras los damnificados imploran justicia en otro continente. La estafa $Libra no es un simple tropiezo financiero, es la consecuencia lógica de poner a un vendedor de humo al frente de un Estado, con acceso a megáfonos globales y cero escrúpulos a la hora de jugar con el dinero y la fe de la gente.
La historia aún no ha terminado. La jueza Jennifer Rochon decidirá si se amplía el bloqueo de los 57 millones de dólares congelados a Davis, mientras los abogados dejan claro que Milei podría enfrentar reclamos futuros. El libertario que prometía dinamitar la casta política ha terminado comportándose como un bróker pirata que dinamita ahorros ajenos desde el sillón presidencial.
El neoliberalismo en versión cripto tiene un nombre propio y hoy gobierna Argentina. Cuando un presidente se convierte en influencer de estafas globales, el fraude deja de ser un delito económico y pasa a ser un crimen político contra toda la ciudadanía.
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