Del apagón eléctrico al apagón político: la generación Z malgache ha encendido una revolución que ningún gobierno pudo sofocar.
EL FIN DEL RÉGIMEN DE RAJOELINA
Madagascar ha vuelto a estallar, pero esta vez el fuego lo encendió una generación que ya no teme. Las y los jóvenes malgaches, la llamada generación Z, han transformado la indignación en acción política. En apenas tres semanas de protestas masivas, forzaron la huida del presidente Andry Rajoelina y precipitaron un golpe militar liderado por el CAPSAT, una unidad de élite del Ejército.
Lo que empezó como un grito por el agua y la luz se convirtió en una rebelión por la dignidad. Mientras la capital sufría apagones de hasta 12 horas diarias, el Gobierno presumía de teleféricos y megaproyectos turísticos. En un país donde el 70% de la población vive bajo el umbral de la pobreza, la juventud no toleró más que los recursos se drenaran hacia la corrupción y el lujo presidencial.
El movimiento “Gen Z Madagascar” se articuló en redes sociales con el lema “Mitsangana ry Tanora” (“Levántate, juventud”), y en cuestión de días llenó las calles de Antananarivo con miles de jóvenes hartos del desempleo, la represión y el cinismo institucional. La represión policial, lejos de contenerlos, encendió la chispa final: 22 muertos en enfrentamientos, según Naciones Unidas, bastaron para que la ciudadanía empujara a las Fuerzas Armadas a elegir bando.
El 11 de octubre, el CAPSAT desobedeció las órdenes de disparar. En horas, pasó de unidad represiva a actor revolucionario. El 14 de octubre, suspendió la Constitución y anunció que asumiría el poder entre 18 y 24 meses. El coronel Michael Randrianirina se autoproclamó presidente interino y prometió “restaurar el poder civil legítimo”.
El presidente huido fue evacuado en un avión militar francés, lo que reavivó las sospechas de que París —antiguo colonizador— sigue moviendo hilos en la sombra.
“No hemos luchado para cambiar de dictador”, advirtió una de las portavoces del movimiento juvenil en redes, marcando distancia del golpe y exigiendo un calendario claro de transición.
10 CLAVES DE UNA REVUELTA GENERACIONAL
1️⃣ La gota que colmó el apagón.
Los cortes eléctricos y de agua se volvieron insoportables. Mientras el Gobierno hablaba de “modernización”, millones vivían en penumbra. Las redes sociales se llenaron de vídeos de estudiantes que no podían estudiar ni ducharse.
2️⃣ Una generación sin miedo.
El 60% de la población malgache tiene menos de 25 años. Sin recuerdos de la dictadura de los 70 ni miedo al Ejército, la generación Z es la más educada, conectada y pobre de la historia del país.
3️⃣ De TikTok a la calle.
El movimiento se organizó por Telegram y TikTok, donde el humor y la ironía sirvieron para sortear la censura. Los vídeos con el hashtag #MitsanganaRyTanora superaron los 30 millones de visualizaciones en apenas diez días.
4️⃣ Una represión que desbordó al Estado.
La policía mató a 22 manifestantes y detuvo a más de 300, según la ONU. Los cuerpos de seguridad se fracturaron cuando algunos agentes se negaron a seguir disparando.
5️⃣ El Ejército, fracturado.
El CAPSAT, una unidad con historia de rebeliones (ya se alzó en 2009), se negó a reprimir al pueblo y se volvió garante de la transición. Pero su control del poder abre dudas sobre una posible militarización del futuro político.
6️⃣ La huida del presidente.
Andry Rajoelina, que llegó al poder también tras un golpe en 2009, terminó repitiendo su propia historia: derrocado por las mismas fuerzas que lo encumbraron. Huyó en un avión militar francés rumbo a un “lugar seguro”, según su entorno.
7️⃣ El peso de la pobreza.
Con un PIB per cápita de 600 dólares anuales, Madagascar está entre los países más pobres del planeta. La corrupción y el saqueo de recursos naturales por empresas extranjeras agravan una desigualdad insoportable.
8️⃣ El fantasma colonial.
Francia conserva intereses en energía, minería y telecomunicaciones. La evacuación de Rajoelina por medios franceses alimentó el sentimiento anticolonial. La juventud malgache no solo se levanta contra su gobierno, sino contra un sistema internacional que la empobrece.
9️⃣ La geopolítica del Índico.
China, India, Rusia y Turquía compiten por influencia. Madagascar es un enclave estratégico entre África y Asia. El control del país no es solo político, sino económico y militar.
🔟 Una revolución inacabada.
La generación Z ha derribado un presidente, pero no el sistema. El CAPSAT promete una transición de 18 a 24 meses, aunque la historia de Madagascar enseña que las “transiciones militares” tienden a perpetuarse.
La juventud de Madagascar ha demostrado que un apagón puede encender una revolución.
Cuando el Estado deja de dar luz, la calle ilumina su propio camino.
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