«Me convertí cuando vi morir a un chico en cuidados intensivos que tenía vídeos de mis discursos en el móvil. Hay un sistema detrás de las asociaciones», asegura el médico ex antivacunas suspendido Pasquale Bacco.
Pasquale Bacco es un médico que durante dos años estuvo al frente del movimiento antivacunas en Italia, pero su vida dio un vuelco, convencido de que el Covid mata y que solamente pueden solucionarse a través de la vacunación.
Dice que cambió de opinión al ver morir a un chico de 29 años de Covid: «Tenía en su móvil los videos de mis mítines en las manifestaciones de los no vacunados. La familia me dijo que era fanático mío. No me lo dijeron con enfado, al contrario, y esto me dolió aún más. Siento que esa muerte fue por mi culpa. Y la cosa todavía me molesta hoy. Para mí no era un credo. Cuando vi la realidad con mis propios ojos, me di cuenta de que estaba equivocado».

Al respecto siente remordimiento, puesto que cree que «tenemos algunos muertos en la conciencia. Hemos sido grandes cobardes todos los antivacunas. Íbamos a las plazas y cuando hablábamos sabíamos que la gente quería escuchar cosas fuertes. Así que provocas más y más».
También ha explicado alguna de estas exageraciones: «En las vacunas hay agua del alcantarillado, los ataúdes de Bérgamo estaban todos vacíos, con el Covid no murió nadie… Éramos realmente grandes bastardos, no me escondo, esa es la verdad».
«No te das cuenta. Pierdes la cabeza siendo una persona racional. En ese momento tiene lugar un proceso peligroso. Que ir en contra de las vacunas es una fe y te conviertes en dios. Te llaman porque nació su hijo o para dejarte su propiedad. Entras en la locura absoluta. Los antivacunas son personas que tienen mucho miedo y encuentran seguridad en ti. Lo tenía todo. Los clientes particulares se habían multiplicado por mil. Para una visita, podría pedir cualquier cantidad. Como yo, muchos profesionales».
En la entrevista también cuenta que el movimiento antivacunas es una economía real y una cartera de potenciales clientes: «Demandas colectivas, web, fundaciones, clientes para todos, desde médicos hasta restaurantes. Es por eso que hay tanta gente que está aterrorizada de que esto termine».
«Había una mente económica detrás de todo esto. Durante dos años fue como si no hubiera una marca sin vacunas. Restaurantes, médicos, abogados, ingenieros topógrafos, profesores, un mundo de proveedores antivacunas dispuestos a recibir clientes antivacunas».
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