Antes de que pudiera asentarse en su nuevo despacho, Asier Larrauri dimite
Las sombras del poder parecen moverse a un ritmo trepidante en la villa costera de Bermeo, donde los océanos no son lo único que podría embriagarte si no andas con cuidado. La política local, normalmente un ámbito de compromiso y servicio, ha demostrado una vez más que a veces, incluso en el más pintoresco de los entornos, las tormentas son impredecibles.
ALCALDE RELÁMPAGO DE BERMEO
El escenario estaba listo para un cambio en Bermeo cuando Asier Larrauri asumió la posición de alcalde con la esperanza brillando en sus ojos. Sin embargo, antes de que pudiera asentarse en su flamante despacho, sus esperanzas se desvanecieron tan rápido como la tinta de su nombramiento. Con un lamentable accidente de tráfico que dio como resultado una tasa de alcohol de 0,68, casi el triple de lo permitido, su barco se hundió más rápido que un castillo de arena en la marea alta.
La Mesa Política de EH Bildu Bizkaia, con una rectitud salida de las páginas de un manual de ética, aceptó la dimisión de este alcalde fugaz. Proclamaron su compromiso con la ciudadanía vasca, insistiendo en el «comportamiento ejemplar y transparente» de sus cargos públicos.
En un comunicado, la coalición ha añadido que «si por algo destaca la izquierda soberanista vasca es por su credibilidad y el compromiso con su pueblo y con la ciudadanía vasca». Ello, según añade, «obliga a todos sus cargos públicos a actuar en consecuencia», a la vez que le ha agradecido «el trabajo realizado en favor de su municipio y de la izquierda soberanista».
Larrauri ha pedido disculpas a los bermeotarras que depositaron su confianza en EH Bildu y en su persona, «por no haber sabido tener el comportamiento ejemplar que exige la responsabilidad que me dieron». «EH Bildu tiene un gran equipo y estoy convencido de que el camino que recorrerán los próximos años será fructífero y maravilloso. Les deseo la mejor de las suertes», finaliza.
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