El panorama político internacional se tiñe de sombras cuando Estados Unidos, bajo la administración de Joe Biden, decide respaldar abiertamente las acciones extremistas de Israel, liderado por Netanyahu. Mientras Gaza sufre bajo el yugo de los bombardeos, Washington aplaude desde la distancia, preparándose para respaldar una posible invasión terrestre. «EE.UU. nunca dejará de respaldar a Israel», son las palabras que lo definen todo.
Las imágenes de un soldados israelíes perfilados contra el horizonte cerca de la frontera con Gaza se ha convertido en un símbolo de una agresión que parece no tener fin. Y mientras el mundo observa con horror, Estados Unidos ofrece su apoyo incondicional a Israel. Antony Blinken, secretario de Estado estadounidense, no ha dudado en reafirmar el compromiso militar de su país con Israel, a pesar de las posibles repercusiones catastróficas para la estrategia estadounidense en Oriente Medio.
Las imágenes de destrucción y desesperación se multiplican: edificios residenciales reducidos a escombros, familias buscando refugio entre las ruinas y hospitales abrumados por la cantidad de heridos. Y en medio de este caos, las palabras del ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, resuenan con un eco ominoso: «Gaza no volverá a ser igual».
ESTADOS UNIDOS: CÓMPLICE
La relación entre Biden y Netanyahu no es nueva. Sin embargo, el respaldo de Estados Unidos a las acciones extremistas de Israel plantea serias dudas sobre la verdadera intención de Washington en la región.
La diplomacia estadounidense, que en el pasado buscaba canales de diálogo y soluciones pacíficas, parece haber adoptado una postura más beligerante. Las elecciones presidenciales en EEUU están a la vuelta de la esquina, y el poderoso lobby judío en el Congreso juega un papel crucial en la toma de decisiones.
EL FUTURO INCIERTO DE ORIENTE MEDIO
La situación en Oriente Medio es volátil, y el apoyo incondicional de Estados Unidos a Israel podría tener consecuencias devastadoras. Grupos yihadistas podrían surgir en respuesta a la agresión israelí, y países como Rusia podrían aprovechar la situación para fortalecer su posición en la región.
Blinken, en su reciente visita a Tel Aviv, reafirmó el compromiso de Estados Unidos con Israel, pero ¿a qué costo? Las palabras del presidente Biden, advirtiendo a Irán, reflejan una postura agresiva que podría desencadenar un conflicto de proporciones inimaginables.
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