El secretario de Salud de EE. UU. desata la indignación al negar la existencia de trastornos neurológicos conocidos y estigmatizar el autismo como una «enfermedad prevenible»
Robert F. Kennedy Jr., actual secretario de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, ha declarado públicamente que nunca oyó hablar, en su infancia, de afecciones como el TDA, TDAH, síndrome de Tourette, narcolepsia o autismo. Estas afirmaciones, lejos de ser anecdóticas, revelan una preocupante ignorancia sobre trastornos neurológicos identificados y documentados desde hace más de un siglo.
El síndrome de Tourette fue descrito en 1885, la narcolepsia en 1877, el TDAH en 1902 y el autismo en 1943. Su desconocimiento no solo es inadmisible en alguien que ocupa un cargo de tal responsabilidad, sino que también refleja una falta de conexión con la realidad de millones de personas que viven con estas condiciones.
Que Kennedy Jr. no haya oído hablar de estos trastornos en su juventud no significa que no existieran, sino que vivía en un entorno donde eran invisibilizados o estigmatizados. Durante décadas, muchas de estas condiciones fueron mal diagnosticadas o directamente ignoradas, especialmente en comunidades marginadas y entre mujeres, que siguen siendo infradiagnosticadas en casos como el TDAH.
UNA RETÓRICA PELIGROSA QUE ESTIGMATIZA Y RETROCEDE EN LOS AVANCES CIENTÍFICOS
En su primera conferencia de prensa como secretario de Salud, Kennedy Jr. calificó al autismo como una «enfermedad prevenible» y una «epidemia», afirmando que «destruye familias» y que las personas autistas «nunca pagarán impuestos, tendrán un empleo o saldrán en una cita» . Estas declaraciones han sido ampliamente condenadas por expertos y defensores de los derechos de las personas autistas, quienes señalan que no solo son científicamente infundadas, sino profundamente ofensivas y dañinas.
La ciencia ha demostrado que el aumento en los diagnósticos de autismo se debe principalmente a una mejor conciencia y criterios de diagnóstico más amplios, no a una «epidemia» causada por toxinas ambientales. Sin embargo, Kennedy Jr. insiste en buscar causas ambientales, desestimando décadas de investigación que identifican factores genéticos como los principales contribuyentes al autismo .
Además, ha anunciado la creación de un registro nacional de salud para personas autistas, utilizando datos médicos privados sin consentimiento, lo que ha generado preocupaciones sobre la privacidad y los derechos civiles . Esta iniciativa ha sido criticada por organizaciones de derechos de las personas con discapacidad como una amenaza a las comunidades marginadas.
La retórica de Kennedy Jr. no solo es científicamente errónea, sino que también perpetúa estigmas dañinos que afectan la autoestima y la inclusión de las personas neurodivergentes. Sus declaraciones y políticas representan un retroceso en los avances hacia una sociedad más inclusiva y comprensiva con la diversidad neurológica.
Es alarmante que alguien con tales posturas ocupe un cargo de tanta influencia en la salud pública. La comunidad científica y los defensores de los derechos de las personas con discapacidades deben mantenerse vigilantes y continuar luchando por políticas basadas en la evidencia y el respeto a la diversidad.
La ignorancia no puede ser la base de las políticas de salud pública.
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