La exclusión no es neutralidad; es un respaldo silencioso a quienes perpetúan el odio.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha dado un giro polémico durante su Congreso Federal, consolidando una posición que limita la inclusión en sus políticas de igualdad. La aprobación de una enmienda para restringir la participación en categorías deportivas femeninas a “personas con sexo biológico femenino” ha desatado críticas desde colectivos LGTBIQ+, deportistas y organizaciones defensoras de derechos humanos.
Esta medida, impulsada por las denominadas ‘feministas clásicas’ —representadas por figuras como Carmen Calvo y Ángeles Álvarez—, plantea un retroceso en la lucha por la igualdad de género y la diversidad. Al limitar la participación a un criterio biológico, se ignoran las realidades de las personas trans y no binarias, perpetuando su exclusión social.
Las cifras reflejan un contexto alarmante: según la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+), más del 70 % de las personas trans en España reportan discriminación en entornos deportivos. La decisión del PSOE no solo refuerza estas barreras, sino que legitima discursos que vinculan la identidad de género con una supuesta amenaza para el deporte femenino, pese a la falta de evidencia científica que respalde dichas afirmaciones.
En un país donde el deporte debería ser un vehículo para la integración, el PSOE parece alinearse con posturas que refuerzan la segregación. Esta enmienda no protege al deporte femenino; lo instrumentaliza como arma política, normalizando el discurso de quienes quieren limitar derechos bajo el disfraz de protegerlos.
ELIMINACIÓN DEL ‘Q+’: BORRAR IDENTIDADES NO ES IGUALDAD
Otro cambio significativo fue la decisión de eliminar las siglas ‘Q+’ del acrónimo LGTBIQ+, reduciendo la definición del colectivo a LGTBI. Este movimiento, defendido por la misma corriente ‘clásica’, invisibiliza a las personas queer y a otras identidades que no encajan en categorías binarias o tradicionales.
La decisión, respaldada con el argumento de “simplificar el discurso”, borra de un plumazo décadas de lucha por el reconocimiento de las disidencias sexuales. Según un informe de la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, las personas que se identifican como queer o no binarias enfrentan tasas de discriminación un 40 % superiores a las de otras identidades LGTBI. Reducir el acrónimo es reducir su representación política, social y cultural en un momento en el que más apoyo necesitan.
Este movimiento se da, además, en un contexto de aumento de los delitos de odio en España. En 2023, según datos del Ministerio del Interior, los ataques contra personas LGTBIQ+ crecieron un 18 %. La decisión del PSOE no solo es un mensaje de exclusión, sino una señal de desmovilización frente a esta realidad. La exclusión no es neutralidad; es un respaldo silencioso a quienes perpetúan el odio.
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