Se han documentado casos de violencia verbal, humillaciones, insultos y abusos racistas en países como Francia, Italia y España.
Un reciente informe de Oxfam revela la alarmante explotación que sufren millones de personas migrantes en el sector agrícola europeo. En un contexto en el que los agricultores critican las políticas verdes por afectar sus negocios, se expone la precaria situación laboral de los trabajadores migrantes, que constituyen al menos el 26% del sector agrícola en Europa.
CONDICIONES LABORALES PRECARIAS Y EXPLOTACIÓN
Según el informe de Oxfam, que también cuenta con la colaboración de la Universidad de Comillas, se documenta la sistemática violación de los derechos laborales y humanos de los trabajadores migrantes en nueve países europeos: España, Francia, Italia, Polonia, Alemania, Grecia, Finlandia, Holanda y Suecia. El informe destaca que los migrantes son frecuentemente víctimas de explotación laboral, con salarios por debajo del mínimo y condiciones de trabajo extremas. Durante la pandemia, en Baviera (Alemania), los trabajadores locales ganaban entre 11 y 13 euros por hora, mientras que los temporales del este de Europa recibían apenas 10 euros o menos. En Holanda, la situación era similar, con migrantes cobrando la mitad que los trabajadores locales.Las mujeres migrantes enfrentan aún más dificultades. En Italia, por ejemplo, la brecha salarial de género puede llegar al 30%. Además, los contratos de trabajo a menudo reflejan menos horas de las realmente trabajadas, con jornadas que pueden extenderse hasta 15 horas diarias. En Suecia, se ha documentado que los recolectores tailandeses de frutas del bosque trabajan entre 12 y 19 horas al día, seis días a la semana.
INTERMEDIARIOS Y CONDICIONES HABITACIONALES DEPLORABLES
El informe también pone el foco en los intermediarios y agencias de reclutamiento, que se aprovechan de la situación vulnerable de los trabajadores migrantes. Estos intermediarios realizan deducciones ilegales de los salarios y ofrecen remuneraciones extremadamente bajas por jornadas laborales muy largas. En Alemania, algunos migrantes deben pagar más de 300 euros por una cama en una habitación compartida, mientras que en Italia y España se les rechaza en centros públicos por no poder registrarse como residentes.Además, las condiciones habitacionales son a menudo deplorables. Los trabajadores migrantes suelen vivir en barracones o espacios sin las condiciones mínimas de vida, lejos de los centros de trabajo, lo que dificulta el acceso a servicios básicos. En Murcia, por ejemplo, se cobra a los trabajadores hasta cinco euros al día por el transporte hacia sus lugares de trabajo.
VIOLENCIA Y ACOSO
El informe de Oxfam denuncia también el abuso y la violencia que enfrentan los trabajadores migrantes por parte de sus empleadores. Se han documentado casos de violencia verbal, humillaciones, insultos y abusos racistas en países como Francia, Italia y España. Además, las mujeres migrantes son particularmente vulnerables a la violencia de género, incluyendo acoso y abuso sexual.En algunos casos, los empleadores utilizan tácticas intimidatorias para evitar pagar salarios o para disuadir a los trabajadores de quejarse. En Alemania, los trabajadores pueden ser despedidos de un día para otro si no cumplen con cuotas de cosecha poco realistas, mientras que en España y los Países Bajos se utilizan amenazas y multas arbitrarias para reducir los salarios de los trabajadores.
NECESIDAD DE UNA RESPUESTA URGENTE
Nerea Basterra, directora del Sector Privado de Oxfam Intermón, subraya que los líderes europeos no pueden seguir ignorando la explotación en la industria agrícola. Propone que una nueva ley de la UE sobre cadenas de suministro podría ayudar a erradicar estas prácticas abusivas si se implementa correctamente. Oxfam recomienda fortalecer la condicionalidad social de la Política Agraria Común (PAC) y fomentar que los sindicatos y organizaciones de trabajadores mejoren la representación de los migrantes.En conclusión, la explotación laboral de los trabajadores migrantes en la agricultura europea es una crisis que exige una acción inmediata y efectiva por parte de las autoridades. Las condiciones precarias, los bajos salarios y el abuso generalizado son problemas que deben abordarse con urgencia para garantizar la dignidad y los derechos de millones de personas que trabajan en este sector crucial para la economía europea.
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