La ultraderecha quiere reventar las aulas con denuncias y amenazas, pero el estudiantado no se calla
Lo que ha ocurrido en el campus de Somosaguas no es un hecho aislado ni una anécdota universitaria. Es la prueba de una estrategia calculada. Coral Latorre, histórica dirigente del Sindicato de Estudiantes, ha sido llamada a declarar en la Comisaría de Moratalaz, tras una denuncia tramitada por el grupo ultraderechista Libertad Sin Ira. Junto a ella, otras seis compañeras y compañeros fueron acusadas el lunes. ¿El delito? Participar en una protesta antifascista.
La Policía Nacional ha actuado con una celeridad que nunca tiene cuando se denuncian agresiones machistas, delitos de odio racista o acoso LGTBIfóbico en los institutos y facultades. Pero cuando una organización de extrema derecha señala a jóvenes comprometidas políticamente, la maquinaria represiva del Estado se pone en marcha sin pestañear: coacciones, desórdenes públicos, incluso delito de odio. Sí, delito de odio por protestar contra quienes defienden el franquismo, el machismo y el racismo más recalcitrante.
Es una operación de manual: una provocación ultraderechista en un campus público, una respuesta antifascista legítima, una denuncia coordinada y una policía que actúa como brazo ejecutor de Vox. No es nuevo. Sucedió con las y los activistas de Zaragoza, con las jóvenes de La Suiza en Madrid, con Pablo Hasél, con Alfon y con tantas otras. El guion es idéntico: criminalizar la protesta, equiparar el antifascismo con el fascismo, y sembrar miedo en los espacios donde se organiza la disidencia.
VOX QUIERE SILENCIAR LA UNIVERSIDAD PÚBLICA
Libertad Sin Ira no es una asociación universitaria cualquiera. Es el brazo universitario de Vox en la Complutense. Una tapadera ideológica con la que la extrema derecha quiere tomar las aulas, reventar las asambleas y perseguir al movimiento estudiantil. Su presidente, Diego Yáñez, un ultraderechista venezolano bien conectado con Santiago Abascal y la red de nacionalcatolicismo internacional, ha participado en actos de la ultraderecha en Colón, junto al PP, Vox y grupúsculos integristas. No son estudiantes preocupados por la libertad de expresión. Son agentes de una ofensiva política reaccionaria y organizada.
El objetivo está claro: transformar las universidades en fortalezas de impunidad para discursos de odio mientras se persigue cualquier expresión de resistencia. Es el mismo plan que promueve Milei en Argentina o Meloni en Italia: vaciar de contenido crítico las aulas, criminalizar la protesta y reprimir a quienes se organizan. Y para ello cuentan con la complicidad de jueces y policías que responden con más rapidez ante una pegada de carteles que ante una agresión fascista.
Lo que se vive en la Universidad Complutense es un microcosmos de una deriva autoritaria que no deja de avanzar. Vox y sus satélites quieren acabar con la memoria histórica, con la lucha feminista, con los derechos del colectivo LGTBIQ+ y con la defensa de lo público. Y saben que el estudiantado organizado es un obstáculo. Por eso necesitan reprimirlo, inventarse delitos, fabricar montajes y activar una campaña de criminalización en medios afines.
No es que la policía “se equivoque”. No es que la justicia “sea lenta”. Es que el aparato represivo del Estado sigue siendo selectivo y funcional al poder. Funciona con precisión cuando hay que desalojar una protesta pacífica, encarcelar a un rapero o identificar a jóvenes por protestar. Pero se vuelve ciego y sordo ante las violencias estructurales que sufre la mayoría social.
Y mientras, en las mismas universidades, se sigue permitiendo que organizaciones ultras difundan discursos franquistas y negacionistas sin consecuencia alguna. El antifascismo es perseguido; el fascismo, amparado.
Hoy, como ayer, la consigna no cambia: Si tocan a una, nos tocan a todas. Y por cada montaje judicial que intenten, por cada intento de amedrentamiento, la respuesta será más organización, más movilización y más solidaridad. Porque no vamos a retroceder. Porque no nos vamos a callar. Porque no les tenemos miedo.
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Ni un paso atrás compás, solo enfrentándose a lxs fascistas podremos destruirlos. Sabemos que el sistema y el gobierno psoesumar protegen a lxs fascistas con la policía, y en cambio reprimen y encierran a lxs Antifascistas.
Luego volverán con su cantinela que ellxs luchan contra el fascismo.
Pero como nos decía Durruti: la burguesía cuándo ve que peligran sus intereses,agita al fascismo .
Pero la socialdemócracia era la responsable del auge del fascismo.
Organízate y lucha ,sin partidos ,sin sindicatos vendidos a la patronal.
Apoyo mutuo y acción directa, el resto son palabras.
Salud y anarkia
Fácil,es un cambio de color de uniforne,antes de gris,ahora de azúl,se cambió el continente,no el contenido
¿Supuestamente Marlaska,tira muucho hacia la ultra y derecha?