Un partido condenado tres veces por financiarse ilegalmente sigue marcando la agenda política sin que nadie lo frene.
EL TRIBUNAL DE CUENTAS PONE MULTAS, VOX COMPRA IMPUNIDAD
Mientras las y los trabajadores pagan cada céntimo de sus impuestos bajo amenaza de embargo, Vox se financia ilegalmente y el sistema solo le pide las migajas de la mesa. Tercera sanción, 50.000 euros, y a seguir gritando odio a todo volumen. La extrema derecha sabe que la ley está hecha para ser un trámite, no un freno. Desde 2024 acumula 1.145.820 euros en sanciones por prácticas prohibidas y, aun así, no ha perdido ni un segundo de pantalla ni un escaño.
El Tribunal de Cuentas ha vuelto a encontrar dinero sucio en sus cuentas de 2020:
- 2.754 euros en donaciones finalistas (prohibidas por ley).
- 102.048,30 euros de origen desconocido, depositados en cajeros automáticos para que nadie supiera de dónde venían.
- Otros 2.201 euros de pagos irregulares.
Es la misma película repetida. En 2019, Vox pidió dinero para pagar la fianza de un homicida y una querella política, y la multa fue de 233.324,22 euros. En 2018, 2019 y 2020, más de 330.000 euros en ingresos en efectivo, troceados en menos de 300 euros para blanquear donaciones ilegales. Por esa jugarreta fueron sancionados con 862.496 euros. Pero en un país donde los bancos te bloquean por ingresar 1.000 euros en billetes, Vox mueve cientos de miles sin que pase nada serio.
No hablamos de errores contables, hablamos de un partido que compra poder saltándose la ley mientras predica “orden y ley” para las demás.
POLÍTICA SUCIA CON TARIFA PLANA
Cada multa es un cheque en blanco para seguir alimentando una máquina electoral sostenida por dinero oscuro y violencia política. La extrema derecha española no existiría sin esta red de donantes sin rostro que financia bulos, querellas contra rivales políticos, campañas contra migrantes y mujeres, y odio televisado las 24 horas. Y cuando los pillan, pagan una tasa simbólica y siguen adelante. Esto no es democracia, es un negocio donde se compra influencia más barato que una valla publicitaria.
El problema es el sistema entero: una justicia que trata la corrupción política como si fuera una falta de tráfico, un Tribunal de Cuentas que actúa de notario, no de guardián, y un Congreso que permite a un partido reincidente seguir legislando para aplastar derechos básicos.
Mientras tú peleas por llegar a fin de mes, hay quien paga campañas con dinero ilegal para que mañana voten en contra de tus derechos laborales, de tu vivienda y de tu libertad. La pregunta ya no es cuánto roba Vox. Es cuánto vale tu democracia y quién la está comprando por debajo de la mesa.
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