La Policía impone 365 días de suspensión al agente que golpeó y pateó a Jordi Borràs por una falta muy grave.
La Policía Nacional ha sancionado al inspector Iván R. con un año de suspensión de empleo y sueldo por su condena judicial firme por haber agredido al fotoperiodista Jordi Borràs en 2018 en Barcelona al grito de “viva Franco”.
La sanción, considerada como muy grave podría ser sancionada con hasta 6 años de suspensión, pero solamente se ha quedado en 1, lo que Borràs ha considerado como «preocupante».

El pasado mes de enero, el Policía admitió que había propinado puñetazos y patadas a Borràs guiado por su animadversión ideológica hacia el fotoperiodista especializado en movimientos de extrema derecha.
Tras indemnizar con 7.470 euros a Borràs por las lesiones y el estrés postraumático que le provocó, la pena de prisión quedó suspendida con una orden de alejamiento, dos cursos de Derechos Humanos y prevención de delitos violentos.
Los hechos ocurrieron el 16 de julio de 2018, cuando Borràs estaba cubriendo un acto de extrema derecha en el centro de Barcelona.
El Policía, de paisano le reconoció, “le miró de forma incisiva, le increpó al grito de ‘viva España’ y ‘viva Franco’ y le propinó diversos puñetazos en la cabeza y otras partes del cuerpo”, relata la sentencia.
Con Borràs ya en el suelo, el agente prosiguió dándole “nuevos golpes en la cabeza”, momento en el que aparecieron varios transeúntes que intentaron retenerlo hasta la llegada de los Mossos.
Para huir del lugar, el agente mostró su placa de Policía Nacional “aunque no estaba en el ejercicio de sus funciones”, destaca la sentencia.
En declaraciones a elDiario.es, Borràs ha lamentado la sanción “mínima” que, a su juicio, se ha impuesto al agente.
“El Gobierno que se dice progresista tenía la oportunidad de desmarcarse por completo y expulsar del cuerpo a un agente que tendría que ser una vergüenza para el cuerpo: un inspector que fuera de servicio se dedica a agredir a periodistas por motivos ideológicos y con expresiones franquistas. Es grave y preocupante que se impongan sanciones tan bajas por comportamientos tan graves”, ha aseverado.
El fotoperiodista también ha recordado que durante los cuatro años que duró el procedimiento judicial el agente no fue suspendido cautelarmente y que él también permaneció imputado todo este tiempo porque el inspector lo denunció.
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