Villarejo desveló que existieron (o existen) operaciones orquestadas por diferentes miembros del ministerio del Interior de la época para destruir a sus rivales políticos.
«Esto parece la última de James Bond». Con esta comparación ha venido a resumir Gabriel Rufián, secretario General de ERC, la última comparecencia del excomisario José Manuel Villarejo en la Comisión Kitchen.
El expolicía estaba llamado al Congreso de los Diputados para rendir cuentas sobre una de las etapas más turbias de la Policía Nacional y el Ministerio del Interior, cuando al frente estaba Jorge Fernández Díaz, y no ha dejado de sorprender con sus declaraciones.
Desde fondos reservados para espiar al extesorero Luis Bárcenas y robarle información que pudiese comprometer al PP a cómo le encargaron hacerse con un informe médico en el que se recogía que al rey Emérito le habían suministrado hormonas femeninas, lo que cuenta Villarejo no está dejando indiferente a nadie.
El diputado del PSOE Felipe Sicilia ha querido preguntarle al excomisario si la trama parapolicial en la que se ve involucrado el excomisario se orquestó en el PP o en el Ministerio del Interior. Vamos, si fue Rajoy o Fernández Díaz el responsable. El excomisario aseguró que se mensajeaba con el expresidente para mantenerle al tanto de cómo iban los avances de la operación ajena a cualquier control judicial, incluso «tres o cuatro» conversaciones.
Pero no libró a Fernández Díaz del asunto. El excomisario ha afirmado que en Kitchen hubo un «vínculo muy importante entre el Ministerio del Interior y el CNI» y se ha referido una «triada peligrosa» formada entre el CNI, «un embrión de la Fiscalía Anticorrupción» que son, en su opinión, quienes «deciden a quién se destruye».
Rufián y las desapariciones
Esta sección que cita Villarejo la denomina «PI», un supuesto archivo con información oscura de personas relevantes en nuestro país que estaría en manos de la inteligencia. De esta forma, el expolicía desveló que existieron (o existen) operaciones orquestadas por diferentes miembros del ministerio del Interior de la época para destruir a sus rivales políticos.
Sobre esto quiso preguntarle Rufián: «Esto parece la última de James Bond. ¿Me está diciendo que hay una organización en este país que se dedica a hacer desaparecer, que entiendo que es un eufemismo para «asesinar», a aquellos que les interesa?».
«Milagrosamente, la gente se muere», contestó Villarejo, y puso como ejemplo a García Calvo, «se murió sorprendentemente de pronto». «¿Y aquello es un asesinato político?», preguntó de nuevo Rufián, a lo que el excomisario respondió con evasivas: «Bueno, no sé que pasó».
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