Los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy y los ex secretarios generales María Dolores de Cospedal, Ángel Acebes, Javier Arenas o Francisco Álvarez Cascos declararon en sede judicial que no conocían la existencia de la caja b.
La Audiencia Nacional ha dictado al fin la sentencia del segundo gran juicio a dos décadas de irregularidades en el Partido Popular y el fallo recalca la existencia de una caja B en el partido. Con ese dinero en b se pagó parte de las obras de la sede nacional del partido en la calle Génova de Madrid.
Las condenas derivadas pasan por los dos años de prisión al extesorero Luis Bárcenas y, además, el tribunal condena al PP como responsable civil subsidiario de 123.669 euros por el impuesto de Sociedades de Unifica de 2007.
La orden que se dió en el seno del PP fue negar la mayor. Los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy y los ex secretarios generales María Dolores de Cospedal, Ángel Acebes, Javier Arenas o Francisco Álvarez Cascos, dijeron no haber conocido la existencia de una contabilidad paralela en el partido y haber recibido los supuestos pagos en negro a su nombre que recogen los papeles de Bárcenas.
Sin embargo, seis testigos sí reconocieron haber percibido el dinero que aparece en los manuscritos del extesorero, lo que ayudó a desvelar la «contabilidad paralela» del Partido Popular, que da por acreditada. También se dan por verídicos los papeles de Bárcenas, las anotaciones manuscritas donde el tesorero de la formación anotaba entradas y salidas del dinero negro procedente de los empresarios.
Queda acreditado por lo tanto que Bárcenas, durante el desempeñó del cargo de gerente del PP desde 1990 a junio de 2008, gestionó los fondos en metálico aportados a la formación política como donaciones privadas “a través de una contabilidad B de cuyo ingreso y gasto no se dejó constancia en la contabilidad oficial ni por tanto fueron fiscalizadas por el Tribunal de Cuentas”.

Silencio absoluto
Tras confirmarse la condena, el silencio más absoluto ha sido la tónica general desde el PP. Fuentes del partido se han limitado a comentar a El País: “Ya hemos dicho todo lo que teníamos que decir”.
La resolución de la Audiencia Nacional asesta un duro golpe a los populares y echa por tierra la estrategia de defensa del partido, que desde el estallido del caso ha tratado de desentenderse de todos los triquiñuelas reflejadas en los papeles de Bárcenas.
Desborda corrupción
Y este silencio sin nuevas declaraciones es el que hace que salgan a la luz viejas declaraciones del partido. Una en concreto del Presidente del partido, Pablo Casado, es especialmente comprometedora: «En el PP no cabe la corrupción, quien mete la mano en la caja lo paga», dijo en una entrevista para Las Provincias en 2015.
Estas palabras las pronunció Casado cuando era responsable de Comunicaciones y portavoz de campaña del Partido Popular. Sobre esto en concreto se ha hecho eco Oskar Matute, diputado de Bildu, que respondió con sorna: «No, no cabe. Directamente os desborda».
No, no cabe. Directamente os desborda. pic.twitter.com/PDyAFyl6IV
— Oskar Matute (@OskarMatute) October 28, 2021
Related posts
ÚLTIMAS ENTRADAS
Extrema derecha y corrupción: la caída de Le Pen como advertencia a Vox
Cuando la corrupción desenmascara el falso discurso moralista de la ultraderecha europea. Europa, continente asediado históricamente por guerras y conflictos, vuelve a enfrentar una amenaza que no necesita armas, pero sí dinero negro y cinismo político. El reciente caso que sacude a Marine Le Pen,…
Tres renuncias que gritan fascismo: la huida del pensamiento crítico de Yale a Canadá
El éxodo de Timothy Snyder, Marci Shore y Jason Stanley denuncia el silencio cobarde de las universidades estadounidenses ante el autoritarismo de Trump
Israel asesina a sanitarios en Gaza y ya son 14 los cuerpos recuperados tras un ataque
El ataque israelí contra equipos médicos en Rafah revela la indiferencia internacional ante un crimen flagrante
Vídeo | DE RESIGNIFICAR NADA 🧼 PSOEizando, que es gerundio. Marina Lobo y Esther López Barceló
La “resignificación” del Valle de los Caídos que vende Moncloa es un eufemismo para disfrazar la continuidad del relato franquista.