La semana pasada fue noticia que un eurodiputado húngaro del partido homófobo de la ultraderecha liderada por Viktor Orbán había sido detenido por la policía en una orgía en Bruselas junto con otros diplomáticos.
El pasado martes saltaba la noticia de que el eurodiputado húngaro József Szájer, del partido ultraconservador de ultraderecha Fidesz, había sido pillado por la policía en una orgía gay clandestina en Bruselas junto a otros diplomáticos.
Posteriormente, el organizador del evento, el ciudadano de Bruselas David Manzheley, concedió una entrevista a uno de los rotativos más grandes de Polonia, Onet. En ella, Manzheley explicó los vericuetos de aquello que lleva organizando desde hace dos años y donde, dice, que ha llegado a congregar a unas 100 personas.
Manzheley detalló que a sus orgías, realizadas en Bruselas, acuden “políticos de Ucrania, Francia, Alemania, los Países Bajos, Luxemburgo, Suiza y España vienen para las orgías”, aunque los más frecuentes son los polacos y húngaros.
¿Qué ocurrió?
El diario de Bruselas La Darniere Heure exponía que la policía irrumpió el pasado viernes en un bar, que están cerrados por la pandemia y allí sorprendieron a un grupo de 25 personas, “en su mayoría hombres” practicando una orgía y consumiendo todo tipo de alcohol y drogas. Lo más distópico de todo esto es que el céntrico bar de la ciudad, no está ni a 100 metros de una de las mayores comisarias policiales del país.
Entre los participantes en la bacanal se encontraban diversos diplomáticos, entre ellos el húngaro, que intentó escaparse por la ventana deslizándose por una tubería y que posteriormente fue retenido por los agentes.
Una vez detenido tras la orgía Szájer tenía encima pastillas de éxtasis, pero el asegura que: “No tomé drogas. Me ofrecí a hacer un test, pero los agentes no lo hicieron. Según dicen encontraron pastillas, pero no era mía y no sé cómo llegó ahí”.
Szájer, destacan una y otra vez los medios es “emblema del partido de Viktor Orban, arquitecto del giro iliberal, paladín de la familia tradicional, casado con una juez del Tribunal Constitucional y habitual en las trifulcas de la cámara, fue quien de su puño y letra reescribió uno de los artículos más polémicos de la Constitución, hace casi una década”.
Habitual de la reclama de que “Hungría debe proteger la institución del matrimonio, entendida como la unión de un hombre y una mujer”, según explica Szabolcs Panyi, periodista de investigación de Direk36.
El político ha pedido disculpas y asegura que “lamenta profundamente haber violado las restricciones por la Covid. Fue irresponsable por mi parte. Estoy dispuesto a asumir la multa que llegue. Con mi dimisión del domingo saqué las conclusiones políticas y personales” asegura.
¿Quién es Viktor Orbán?
El conservador Viktor Orbán lleva diez años gobernando Hungría con mayoría absoluta, una década en la que su partido, el Fidesz, se ha convertido en el «enfant terrible» del Partido Popular Europeo (PPE) por sus constantes ataques eurocríticos a Bruselas
Este miércoles, el PPE debate sobre el futuro en sus filas del socio húngaro, el gobernante Fidesz, después de que más de media docena de miembros hayan pedido su expulsión, pero ¿quién es Orbán y cómo se ha llegado a esta crisis en el seno de la principal familia política europea?
1.- El origen del Fidesz: jóvenes anticomunistas
La Alianza de Jóvenes Demócratas (Fidesz) aparece en 1988 como una organización juvenil dentro de la oposición a la dictadura comunista. En junio de 1989, uno de sus líderes, Viktor Orbán, entonces de sólo 26 años, se convierte en el primer político de la Hungría comunista en pedir públicamente -en un histórico discurso ante miles de personas en Budapest- la retirada de las tropas soviéticas del país centroeuropeo.
2.- El giro nacionalista
A mediados de la década de 1990, ya en la democracia, Orbán decide mover el partido hacia posturas más centristas, y luego de derechas. El Fidesz abandona en 2000 la Internacional Liberal, de la que Orbán era vicepresidente, y se integra en el PPE. La reivindicación de la historia, las tradiciones y la religión de la nación magiar toman fuerza.
El proceso se acelera a partir de 2009, cuando los apoyos del opositor partido ultraderechista Jobbik comienzan a aumentar y el Fidesz se radicaliza.
3.- La mayoría absoluta
Tras su primer período como primer ministro (1998-2002), Orbán lidera la oposición hasta ganar las elecciones de 2010 con una mayoría de dos tercios en el Parlamento. Con la oposición desarbolada y los socialdemócratas quebrados por los escándalos de los años anteriores, el Fidesz usa su mayoría como una apisonadora para imponer su «revolución conservadora», el antecedente de la llamada «democracia iliberal» que Orbán defiende ahora: un modelo de Estado con elecciones libres, pero que cuestiona la separación de poderes, desprecia el multiculturalismo y fortalece el sentimiento nacional.
4.- El enemigo externo
Orbán y sus aliados más fieles en el Fidesz siempre recurren a un enemigo externo para justificar sus políticas para «defender a los húngaros». A partir de 2010, con el país en una delicada situación económica y centenares de miles de húngaros hiperendeudados con créditos hipotecarios en moneda extranjera, el Ejecutivo de Orbán aprueba un impuesto extraordinario para los bancos y se enfrenta al Fondo Monetario Internacional.
En 2015, la atención pasa a los refugiados. En 2016, Orbán comienza a dirigir sus críticas al magnate liberal estadounidense de origen húngaro y judío George Soros y a la Unión Europea, a los que acusa de un «complot» para traer a millones de inmigrantes a Europa.
5.- El exitoso mensaje antimigratorio
El mensaje antiinmigración de Orbán y su defensa de la homogeneidad cultural son muy bien recibidos por muchos húngaros. Los elevados niveles de xenofobia tienen también una explicación histórica. Hungría fue parte del Imperio Otomano, del Imperio de los Habsburgo y estuvo durante 40 años en el bloque comunista bajo la tutela de la Unión Soviética.
Luchar contra el «invasor extranjero» forma parte de la memoria colectiva de la sociedad. Tras la Primera Guerra Mundial, Hungría perdió dos tercios de su territorio y la mitad de la población magiar pasó a vivir en otros Estados, principalmente como minorías, en países como Rumanía, Serbia, Eslovaquia y Ucrania.
6.- La popularidad de Orbán
El Fidesz ha ganado desde 2010 tres veces las elecciones parlamentarias con aplastantes mayorías. El propio Orbán sigue siendo el segundo político más popular del país y ha sabido presentarse como el defensor de los intereses húngaros frente a distintas amenazas externas, ya sea una UE a la que acusa de atentar contra la soberanía del país y a la que ha llegado a comparar con la Unión Soviética, o la «invasión de inmigrantes».
Cuenta con el apoyo de los medios de comunicación, tanto públicos como privados, que su partido controla de forma directa e indirecta desde hace varios años. Además, la oposición está fragmentada y sin ideas.
7.- ¿Cuándo empezaron las fricciones entre Bruselas y Budapest?
En 2011, la Comisión Europea empezó a analizar los cambios en la legislación húngara sobre libertad de prensa. Le seguirían otras investigaciones por la reformas en el sistema judicial y la ley de educación.
En el PPE -la familia política a la que pertenecen todos los líderes de instituciones europeas- se ha intentado por activa y pasiva sin éxito que Orbán escuche las recomendaciones de Bruselas y los líderes han ido agotando su paciencia con Budapest.
El propio candidato a la Comisión de la familia política, Manfred Weber, votó a favor del artículo 7 de los tratados contra Hungría en la Eurocámara. La gota que ha colmado el vaso de muchos de los miembros del PPE, que han pedido la expulsión del húngaro (y entre los que no está el PP español), ha sido una campaña pagada con dinero público en la que se acusó a la Unión Europea y al presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, de querer facilitar la llegada de inmigrantes y refugiados al continente.
El partido de Orbán y su abuso de poder en plena pandemia
Algunos dirigentes europeos están siendo cuestionados por la forma en la que han respondido contra la pandemia del coronavirus. A muchos, incluso, se les acusa de aprovechar la crisis sanitaria para reforzar su poder.
Uno de ellos es Viktor Orban, primer ministro de Hungría, quien ya ha sido señalado en su país y en el extranjero de utilizar la crisis del coronavirus de esta manera, en lugar de unir al país.
Hungría declaró el estado de emergencia el 11 de marzo de manera indefinida, por lo que el gobierno ahora tiene el poder de gobernar por decreto durante el tiempo que sea necesario y puede decidir cuándo el peligro ha terminado.
El primer intento de obtener respaldo para esta ley que necesitaba cuatro quintos de los votos de la cámara fracasó. La oposición pedía un límite de 90 días algo a lo que Orban se negó e impulsó otra votación para la que le ha bastado con dos tercios de los apoyos, que son con los que ya cuenta su partido.
Este estado de alarma indefinido ha recibido numerosas críticas no solo porque no incluya un límite temporal sino también desde el punto de vista de la libertad de prensa, en un país donde lleva años amenazada y que ahora podría penarse con hasta cinco años de prisión para quienes publiquen informaciones falsas o distorsionadas que “obstruyan o eviten la protección eficaz de la población”.
Zoltan Szente, experto en derecho constitucional, ha advertido de que la pandemia podría utilizarse para continuar con estos poderes extraordinarios y dice que el Parlamento en realidad se ha «suicidado» al renunciar a su derecho de control sobre el gobierno.
Los críticos hablan ya del fin de la democracia aunque el primer ministro de Hungría y su partido, Fidesz, asegura que devolverá el poder al Parlamento en cuanto haya pasado la crisis.
Sobre el poder de Orban hay tres áreas de control: el Parlamento sigue sesionando, el Tribunal Constitucional aún funciona y las elecciones generales están programadas para 2022.
Según el abogado Hurrem Sonmez, quien ha representado a acusados en casos de libertad de expresión, la sociedad y la oposición son más débiles debido a la pandemia y teme que la pandemia sea una oportunidad para el presidente Erdogan. “Todos tienen la misma agenda: el virus. La prioridad es sobrevivir. Existe una seria preocupación de que la situación pueda ser mal utilizada por este gobierno”, señala.
El PSOE cierra filas: el 23-F sigue enterrado bajo el silencio oficial
La desclasificación de los documentos del golpe de Estado vuelve a ser frenada, dejando en evidencia las grietas de una democracia tutelada.
El cerco se estrecha:Francia y Países Bajos aplicarán órdenes de arresto del TPI contra Netanyahu
Más de 120 países limitan la movilidad del primer ministro israelí y su exministro de Defensa.
La Justicia desestima la querella contra Aemet y la CHJ mientras investiga cinco denuncias contra Mazón
Los hechos demuestran que el problema no radica en los pronósticos climáticos ni en la gestión hidráulica, sino en la falta de acción política ante una emergencia anunciada
Vídeo | Broncano lo ha vuelto a hacer
Ahora solo queda que Isabel Rodríguez escuche lo que dicta la Constitución.