Noam Chomsky ha expresado su opinión sobre la propaganda en el caso de la guerra de Ucrania y sobre Julian Assange.
«La propaganda de guerra ha sido un arma poderosa durante mucho tiempo, sospecho que desde que tenemos registro histórico. Y a menudo un arma con consecuencias a largo plazo, que requieren atención y análisis», ha declarado de forma contundente el pensador Noam Chomsky.
«Y así continúa», añade. «En particular en las sociedades más libres, donde los medios de violencia del Estado han sido constreñidos por el activismo popular, es de gran importancia idear métodos para fabricar consenso, y asegurar que sean interiorizados al volverse tan invisibles como el aire que respiramos, sobre todo en los círculos de personas de cierta cultura. Imponer mitos de guerra es un rasgo regular de estas empresas».

Para ello utiliza el ejemplo de la guerra de Irak, de la que comenta, «no fue provocada». «Dick Cheney y Donald Rumsfeld tuvieron que luchar mucho, incluso recurrir a la tortura, para tratar de encontrar alguna partícula de evidencia que ligara a Saddam Hussein con Al Qaeda. Las famosas armas de destrucción masiva desaparecidas no habrían sido una provocación para agredir, aun si hubiera habido alguna razón para creer que existían».
«En contraste, la invasión rusa de Ucrania fue en definitiva provocada… aunque, en el clima actual, es necesario añadir la perogrullada de que la provocación no justifica una invasión», asegura.
«Sin entrar en mayores detalles, la invasión de Putin a Ucrania fue claramente provocada, en tanto que la invasión estadounidense de Irak no fue provocada. Esto es exactamente lo opuesto a la información y los comentarios convencionales, pero es también exactamente la norma de la propaganda de guerra, no sólo en Estados Unidos, aunque es más instructivo observar el proceso en las sociedades libres», reitera.
Sin embargo, considera que «en cuanto a que Ucrania esté ganando la guerra de información, la calificación ‘en Occidente’ es exacta. Estados Unidos siempre ha sido entusiasta y riguroso en exponer crímenes con sus enemigos y, en el caso actual, Europa le sigue la corriente».
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