El imperialismo sin máscaras: la Franja de Gaza como colonia estadounidense
Donald Trump ha hecho saltar por los aires cualquier vestigio de diplomacia con una declaración digna de los peores tiempos del colonialismo. Sin ruborizarse, ha anunciado que Estados Unidos “tomará el control” de Gaza, la “poseerá” y la demolerá para reconstruirla como su nueva “Riviera de Oriente Próximo”. Un eufemismo que encubre la limpieza étnica de su población y la imposición de una ocupación militar estadounidense en connivencia con Israel.
La arrogancia con la que se ha expuesto este plan en una rueda de prensa junto a Benjamin Netanyahu es una muestra de la impunidad con la que ambos líderes operan. No hay máscaras, no hay rodeos, no hay falsas excusas de “seguridad”: es la aniquilación de un pueblo para beneficio de los de siempre. Trump no se molesta en fingir que busca la paz, simplemente afirma que trasladará por la fuerza a los palestinos a Egipto y Jordania de manera “permanente”, dejando el territorio listo para la “gente del mundo”. Gente del mundo, claro, significa inversores, colonos y especuladores dispuestos a convertir la sangre palestina en resorts de lujo.
La violación absoluta del derecho internacional
El plan de Trump no es solo inhumano, también es ilegal en todos los aspectos posibles. Viola el derecho internacional, las resoluciones de la ONU, la Convención de Ginebra y cualquier principio básico de justicia. El desalojo forzoso de un pueblo entero para dar paso a nuevos colonos es el mismo crimen que llevó a Israel a ocupar Palestina en 1948, con la limpieza étnica que llamaron Nakba. Es la reedición moderna de la barbarie sionista con el respaldo total de la primera potencia mundial.
Mientras Jordania y Egipto rechazan este plan que pondría en peligro su estabilidad, Trump insiste en que “abrirán sus corazones” para ceder tierras a las y los refugiados expulsados. Cinismo puro. Nada de lo que ha dicho tiene en cuenta la voluntad del pueblo palestino, ni la existencia de una resistencia que no se doblegará fácilmente.
Netanyahu aplaude: el sueño sionista de borrar Gaza está más cerca
Netanyahu no pudo ocultar su satisfacción ante el anuncio de Trump. Para él, la destrucción total de Gaza y la imposibilidad de que sus habitantes regresen es la culminación de una política que lleva décadas ejecutando con bombardeos, bloqueos y asesinatos selectivos. Lo que Israel no pudo conseguir con masacres, ahora lo impondrá con la ayuda directa de Estados Unidos.
El plan estadounidense no busca una solución, sino un despojo definitivo. Trump lo ha dejado claro: “Hemos tratado la otra manera durante décadas y no ha funcionado”. La otra manera a la que se refiere es el derecho de los palestinos a existir, un derecho que considera un obstáculo para su proyecto de ocupación total. Para Washington y Tel Aviv, la “paz” solo llega cuando la resistencia es exterminada.
El pueblo palestino lleva más de 75 años enfrentándose a estas agresiones. Trump y Netanyahu pueden celebrar sus reuniones en la Casa Blanca, pero la historia ha demostrado que la resistencia de Palestina es más fuerte que sus bombas y sus decretos imperialistas.
Netanyahu&Trump: colonialismo del siglo XXI
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