Su prioridad no es proteger a la ciudadanía, sino proteger la agenda de partido. Y en esa ecuación, la gente sobra.
Carlos Mazón lo ha vuelto a hacer. El president valenciano, que ya fue señalado por su desaparición durante la DANA de hace casi un año, ha decidido repetir la jugada. Mientras la Comunitat Valenciana estaba en aviso rojo por lluvias torrenciales e inundaciones, él estaba en Murcia, sonriendo, saludando y lanzando besos en un acto del Partido Popular.
Cuando tocaba estar al frente, Mazón estaba en otra parte. Y lo grave no es solo su ausencia, sino la burla a la ciudadanía que representa: el presidente podía haber estado en la reunión de coordinación de emergencias de la Generalitat. Tenía tiempo de sobra para llegar. A la una de la tarde salió de Murcia. El trayecto hasta Valencia dura poco más de dos horas. La reunión era a las 15:30. Pero no apareció.
Mientras tanto, a las 15:28 sonaban las alarmas Es-Alert en móviles de Castellón y Valencia, confirmando lo que ya se sabía: que la excusa esgrimida con la DANA —“no hubo tiempo”— era una mentira. Si hoy se pudo hacer, entonces también. Mazón quedó retratado, otra vez.
Las críticas no han tardado. Joan Baldoví (Compromís) lo calificó como “inmoral y cínico”, recordando que con el aviso rojo activado estaba “lanzando besos al aire”. Gabriel Rufián (ERC) fue más directo: “Miserable, mentiroso y reticente”. El ministro Óscar Puente, al ver la foto de la reunión sin Mazón, remató: “No ha tenido ni la decencia, ni el decoro, ni la vergüenza torera de, al menos hoy, aparecer por allí”.
El balance es claro: mientras su comunidad se preparaba para lo peor, Mazón se escondía en el teatro de Murcia y luego, simplemente, desapareció. Igual que con la DANA. Igual que siempre.
Porque Mazón no se ha ausentado por casualidad. Se ha ausentado por convicción. Su prioridad no es proteger a la ciudadanía, sino proteger la agenda de partido. Y en esa ecuación, la gente sobra.
La conclusión es sencilla: Mazón no falló una vez. Mazón reincidió. Y reincidir en medio de una alerta roja no es un error: es una indecencia.
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