Dos jóvenes han sido puestos en libertad con cargos por pegar una paliza a un sintecho y grabarlo.
Dos jóvenes gallegos, vecinos de la localidad de Lalín (Pontevedra) han sido puestos en libertad después de patear a un sintecho en Gijón.
La agresión comenzaba con la patada de uno de ellos mientras le robaba la manta, jactándose de ello y mofándose de la persona.

Tras la identificación del portal la policía se ponía a investigar y este mismo fin de semana detenían a dos jóvenes. Ambos se encuentran acusados de delitos de lesiones y odio, y tras pasar a disposición judicial quedaron en libertad con cargos.
Los jóvenes, indican los medios, «son de sobra conocidos en Lalín, donde ya han protagonizado incidentes en una plaza de esta localidad».
El vídeo fue subido a Instagram de la mano de los mismos agresores, algo que se viralizó y permitió que se identificara a los agresores.
En declaraciones fuentes cercanas a los detenidos han reconocido que aquella noche habían consumido alcohol y otras drogas «en cantidades generosas».
“Vivió un episodio del cual no fue muy consciente porque había bebido y consumido. Se vio implicado en la situación de rebote. Fue una mala noche”, comentan las citadas fuentes recogidas por el Faro de Vigo.
Related posts
SÍGUENOS
Milei, contra las cuerdas
El peronismo conquista seis de las ocho secciones electorales y abre una grieta en el proyecto de odio del Gobierno nacional.
Feijóo, de la centralidad al fango
Cuando el barro se convierte en programa político, el país entero queda atrapado en la cloaca.
Milei se rinde al dólar: volantazo desesperado con aval del FMI
El gobierno que prometía “no intervenir jamás en el mercado” se arrodilla ante la divisa y dinamita su propio dogma.
Vídeo | Queremos más Chikahiros
No hay pancartas masivas ni focos mediáticos. Solo un chef japonés que cada semana se planta ante la embajada de Israel en Tokio y repite lo mismo: “Parad el genodicio”. Una voz sola que vale por miles. Queremos más Chikahiros.
Vídeo | El negocio de matar
Palantir vende tecnología, pero lo que compra el ejército israelí es impunidad: un algoritmo que legitima la masacre. Cada contrato firmado es un misil que despega. Cada sonrisa de Karp es una fosa abierta.