Ayuso nos ha dejado perplejos este enero: desde su incapacidad de responder ante las cloacas, a relacionar toros y sequía, pasando por su apoyo a Milei y el anuncio del museo judío.
En 2023, Ayuso se erigió como ícono de la mediocridad con declaraciones tan superficiales como «me gusta la fruta», pero este año, parece decidida a superarse, invitándonos a un recorrido por sus desatinos con «Ayusadas«. Este enero nos ha dejado perplejos: desde su incapacidad para responder coherentemente sobre las cloacas del Gobierno Rajoy, hasta su argumento de que los jóvenes eligen no trabajar por mera comodidad.
Nos sorprendió relacionando la sequía con el cierre de plazas de toros, ignorando las verdaderas preocupaciones de la ciudadanía española: una sanidad y educación pública menguantes y alquileres por las nubes.
En el plano internacional, Ayuso ve en Milei un referente de libertad, desconociendo el contexto y las necesidades reales de libertad y justicia social. Su comentario sobre las calculadoras y el aprendizaje matemático fue magistralmente refutado, demostrando que el atrevimiento sin conocimiento es solo ignorancia.
El anuncio de traer la Fórmula Uno a Madrid y la creación del Museo Hispano Judío en un contexto de crítica internacional hacia Israel por acciones en Palestina, solo añaden a la desconexión con las prioridades éticas y sociales.
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