«¿Considera el Gobierno que debe emplearse dinero público para costear una actividad privada del Jefe del Estado?», preguntó Aitor Estaban, portavoz del PNV
El Gobierno ha tomado la decisión de paralizar un gasto de 1,8 millones de euros, originalmente destinado a la adquisición de un lujoso velero de competición para el Rey Felipe VI. Este barco, que se esperaba que debutara en las soleadas aguas de Palma en 2024 durante la Copa del Rey de Vela, ha sido un tema de debate intenso.
Un mes antes, el Ministerio de Defensa había anunciado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el proceso de licitación para el remplazo del Aifos, un TP52 que lleva navegando desde 2005. Este nuevo velero, destinado a elevar el nivel de competición, se describió con una serie de características técnicas impecables: 50 pies de eslora, 4,70 metros de manga, un calado de tres metros, una superficie vélica de 400 metros cuadrados, 8,7 toneladas de desplazamiento y equipado con un motor y toda la tecnología necesaria para las carreras de alto nivel.
EL VELERO DE LA POLÉMICA
Tras el revuelo causado por esta noticia, el PNV, con su portavoz Aitor Esteban a la cabeza, cuestionó al Gobierno sobre la justificación de tal gasto. «¿Son propiedad del Estado los barcos que utiliza el Rey en competiciones privadas?», «¿Es cierta la noticia de que la Armada va a gastar 1,8 millones de euros para la construcción y compras de un nuevo barco de regatas para este fin?», y quizás la más punzante de todas: «¿Considera el Gobierno que debe emplearse dinero público para costear una actividad privada del Jefe del Estado?».
La respuesta de Margarita Robles, del Ministerio de Defensa, fue una decisión contundente de frenar la inversión, coincidiendo con las negociaciones que el PSOE sostiene con otras fuerzas parlamentarias, incluyendo al PNV, para la formación de un nuevo gobierno. No es la primera vez que estos «caprichos náuticos» son cuestionados. Recordemos que ya en 2019, hubo un intento de adquirir un nuevo velero, el Swan 50 Club, con un costo total de un millón de euros. Pero, las consecuencias económicas de la pandemia y el llamado a la austeridad por parte de la Casa del Rey, pusieron fin a ese sueño.
UN HISTORIAL DE LUJOS MARINOS
El Rey Felipe VI no es nuevo en este mundo de yates y competencias. En 2019 y 2021, tuvo el placer de navegar en un flamante Swan, bautizado como Aifos 500, diseñado por el reconocido arquitecto naval argentino Juan Kouyoumdjian. Sin embargo, debido a las circunstancias económicas, tuvo que ser devuelto, un gesto que contrasta con acciones de otros monarcas, como el Rey Harald de Noruega, quien adquirió el mismo modelo de barco.
Dada la tradición naval de la Armada y su vinculación con la competición náutica, no es sorprendente que se busque mantener al Rey en un barco competitivo. Sin embargo, en tiempos de crisis y con tantas necesidades prioritarias en el país, ¿es realmente necesario gastar millones en un lujo? ¿O se trata de una manifestación más de la desconexión entre las prioridades de las y los líderes y las verdaderas necesidades del pueblo?
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