Un país que invierte en estadios mientras deja morir a sus jóvenes
El hartazgo de la juventud marroquí ha estallado en las calles. La llamada generación Z —8,2 millones de personas entre 15 y 29 años, casi una cuarta parte de la población— lleva tres días consecutivos desafiando la represión policial en Rabat, Casablanca, Tánger, Marrakech y otras ciudades. Reclaman algo tan básico como sanidad, educación, oportunidades laborales y el fin de la corrupción. Lo hacen organizándose en Discord bajo el nombre GENZ212, con más de 50.000 participantes, convertida en la mayor asamblea virtual del país.
Mientras tanto, el Gobierno de Aziz Ajanuch y el propio Mohamed VI miran hacia otro lado. Prefieren volcar recursos en la Copa de África 2025 y en el Mundial de 2030 junto a España y Portugal, mientras la mitad de la juventud urbana está en paro y un 25% de jóvenes son “ninis”, más de 1,5 millones de vidas atrapadas entre la precariedad y la desesperanza.
REPRESIÓN EN LAS CALLES, SILENCIO EN LOS PALACIOS
Las protestas de estos días han sido respondidas con miles de antidisturbios desplegados, cargas policiales y más de 300 detenciones en Rabat en apenas tres jornadas, según la Asociación Marroquí de Derechos Humanos. No hay cifras oficiales ni transparencia sobre la situación judicial de las y los detenidos. Muchos salen libres de madrugada tras horas en comisaría, con sus familias esperando en la puerta.
En Casablanca se escuchó una consigna que sintetiza el choque entre prioridades: “La sanidad es lo primero, no queremos la Copa del Mundo”. Mientras los hospitales se caen a pedazos —basta recordar las ocho mujeres muertas en una sola semana en la maternidad de Agadir tras recibir dosis mínimas de analgésicos—, los estadios avanzan a toda máquina para la foto internacional.
Mohamed VI habló en julio de que Marruecos no podía seguir “a dos velocidades”, pero esas palabras hoy suenan vacías. La juventud lo sabe y lo grita: no quieren discursos, quieren derechos.
EL DESPERTAR DE UNA GENERACIÓN SIN FUTURO
La generación Z marroquí es la más conectada, la que más universitarios acumula en la historia del país, y también la más golpeada. El 36% de los jóvenes entre 15 y 24 años está en paro, cifra que en las grandes ciudades alcanza el 50%.
No sorprende que GENZ212 haya encontrado en Discord su espacio de organización: allí realizan cada noche asambleas virtuales con miles de participantes, allí deciden cuándo y cómo salir, allí construyen un relato alternativo frente a un régimen que censura, detiene y calla.
Un país que ha visto protestas de afectados por el terremoto del Atlas, movilizaciones en hospitales y marchas solidarias con Palestina, ahora tiene frente a sí una juventud que ya no quiere esperar más. “Queremos la libertad”, gritan en Rabat. “El pueblo quiere la dimisión de Ajanuch”.
La represión no detiene, multiplica. El miedo se agrieta cuando millones descubren que comparten la misma precariedad, la misma rabia y el mismo deseo de dignidad.
El régimen puede asfaltar avenidas para el Parlamento y levantar estadios de última generación, pero no podrá tapar que Marruecos se sostiene sobre el abandono de su propia juventud.
La generación Z marroquí planta cara al régimen
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