Juan Diego Botto en una entrevista ha sido contundente con su visión de la democracia española.
Como presentación de la primera obra dirigida por Juan Diego Botto, En los márgenes, interpretada por Luis Tosar y Penélope Cruz, el diario Público ha entrevistado al prolijo artista.
El entrevistador le cuestiona sobre la búsqueda de «lo imposible», que en el caso español es la búsqueda de «los cuerpos de sus familiares asesinados y desaparecidos» y que «están muriendo sin poder encontrarlos».
Botto ha respondido de forma contundente ya que considera que «esa historia de la búsqueda, de poder hacer una ceremonia de duelo con nuestros seres queridos, se ha repetido década tras década en España. Hubo un largo período en el que simplemente nombrar a tu ser querido estaba prohibido, mal visto y era censurable: no podías mencionar a tus muertos, ni mucho menos ir a buscarlos, pese a que intuyeras que estaban enterrados en una fosa común».

Sin embargo, la respuesta no quedaría ahí, ya que considera que «después llegó la democracia y trajo un montón de cosas maravillosas, pero una de sus principales características fue un pacto de silencio. La democracia se construye sobre el olvido de lo que muchos juristas entienden que fue un genocidio. Pasaron los años y el Estado no acometía esa búsqueda de aquellos que estaban enterrados en fosas comunes».
Posteriormente la entrevista pasaría a desgranar las posiciones partidistas al respecto. Botto, refiriendo a ciertos partidos de la derecha del arco parlamentario cree que «cuando alguien se niega a ese mínimo gesto de reparación y restauración —que es asumir y permitir que el Estado busque a aquellos que están enterrados en fosas comunes y repartidos por las cunetas de España para que sus seres queridos los puedan enterrar dignamente— entiendo que está asumiendo la reivindicación de un bando. Lo triste es que una inmensa parte de la población desconoce que eso sucedió, o por qué, mientras que mucha gente que lo vive en carne propia piensa que su historia es individual y no que forma parte de un drama colectivo».
Recientemente el periodista Emilio Silva lanzaba un mordaz tuit en el que explicaba que: «¿Alguien se imagina que el Estado a la hora de reparar a las víctimas del terrorismo las dividiera en «beneficiarias finales, beneficiarias suplentes y denegadas». Pues con las del franquismo se hace».
¿Alguien se imagina que el Estado a la hora de reparar a las víctimas del terrorismo las dividiera en "benefciarias finales, beneficiarias suplentes y denegadas".
— Emilio Silva Barrera ? (@Emilio_Silva_) June 12, 2021
Pues con las del franquismo se hace. https://t.co/8Ix9nwvAmd
En el tuit se retuitea otro de la Asociación Recuperación de la Memoria Histórica, donde se refleja como «trata el Gobierno la desaparición de 114.226 personas en la dictadura: hace competir por subvenciones a familias que clasifican beneficiarios finales, beneficiarios suplentes y denegados. Los Derechos Humanos no se subvencionan, se garantizan».
En otra entrevista de Botto para La Marea lo resumía afirmando que «hemos construido nuestro país sobre la desmemoria”.
Related posts
83% de las personas asesinadas en Gaza eran civiles: la mentira de la “guerra limpia” israelí
Los datos secretos del propio ejército israelí desmontan el relato oficial: el asedio a Gaza es un genocidio planificado, con un índice de matanza civil pocas veces visto en la historia reciente.
El naufragio del Cybertruck: cuando el juguete de Musk se convierte en un problema financiero
De icono futurista a chatarra cara: el vehículo que iba a revolucionar la movilidad eléctrica es hoy un fracaso asegurado.
La gran sumisión: Europa abre sus fronteras al cerdo de Trump
Un acuerdo desigual que entrega la soberanía económica de la UE a Washington
Vídeo | París marca el camino
París acaba de plantar un bosque en pleno centro. Donde antes había cemento y calor, ahora hay sombra, frescor y vida. Si ellos pueden, ¿qué excusa tienen nuestras ciudades? La crisis climática no espera: lo público debe apostar por espacios verdes, habitables y resilientes.
Vídeo | Jefaza
Cuando la ciudadanía se rebela, cuando una mujer de 87 años se atreve a pegar una pegatina contra el genocidio, mandan a cinco policías a por ella como si fuera peligrosa.