El PP de la Comunidad de Madrid ha utilizado sin permiso una fotografía de Dani Gago
La noticia del día parece ser que Pablo Iglesias ha decidido cambiar de imagen tras dejar la política y se ha cortado el pelo. El pasado mes de septiembre, Iglesias ya reapareció en televisión con un look nuevo: con moño alto, tipo samurái, y con un pendiente negro de aro en su oreja izquierda, pero parece que no se quedó contento y ha decidido cortar por lo sano.
Dos instantáneas captaron el nuevo look de Iglesias. En ellas aparece peinado con el pelo corto, la raya de lado, leyendo ‘Me cago en Godard’, un libro del periodista Pedro Vallín, y en actitud relajada.
Una exclusiva de La Vanguardia que mostraba la nueva imagen del ex político. Diferentes partidos, personalidades y usuarios anónimos se hicieron eco del cambio. La imagen fue realizada por el fotógrafo Dani Gago.

El PP y los robos
Fue el propio Dani Gago quien se dio cuenta de que su foto se estaba usando en una cuenta que no tenía permiso para ello: la del Partido Popular de la Comunidad de Madrid, quién intentó hacer una ironía añadiendo a la imagen «Culpa de Ayuso».
Ni corto ni perezoso, el fotógrafo decidió dar una lección a los liberales y, citando el tuit del PP, comentó: «Lo de robar lo lleváis en el ADN, sí».
Lo de robar lo lleváis en el ADN, si. https://t.co/58I36tOKYo
— Dani Gago (@DaniGagoPhoto) May 12, 2021
Related posts
ÚLTIMAS ENTRADAS
Vox, feminicidios y gobiernos de coalición: ¿cuántas vidas cuesta un pacto político?
Cada pacto con quienes niegan el machismo es un precio pagado en sangre
El oscuro trasfondo de los 1,7 millones de niños pobres “salvados” por Milei
Argentina canta victoria. Pero lo hace sobre ruinas.
La Iglesia exige elecciones, nosotras exigimos democracia
Dos mil años sin votar y ahora quieren decidir por todas. Que hablen, pero pagando el IBI.
Maternidad o barbarie
La libertad de no ser madre no debería escandalizar a nadie en 2025. Y sin embargo…
Vídeo | Hasbara: blanqueando el genocidio
Mientras bombardea Gaza, el Estado israelí despliega una campaña global de imagen financiada con dinero público, desde los escenarios hasta los algoritmos