Cuando la justicia se convierte en espectáculo, lo que se disuelve es la democracia. El documental «Influjo Psíquico» lo cuenta con precisión quirúrgica y urgencia política.
CUANDO LA TOGA SE VUELVE UN UNIFORME
En Ecuador, un tribunal condenó al expresidente Rafael Correa por “cohecho por influjo psíquico”. Léase despacio: influjo. Psíquico. Es decir, la justicia —que debería basarse en hechos, pruebas y garantías procesales— condenó a un ser humano por algo que no dijo, no ordenó y no ejecutó. Lo condenó por lo que supuestamente pensó.
Y no hablamos de un delirio literario. Hablamos de una sentencia real, ratificada por un sistema judicial colonizado, donde la lógica jurídica ha sido sustituida por la lógica del enemigo interno. Es el mismo virus que infectó a Brasil con Lula, a Argentina con Cristina, a Bolivia con Evo. El virus del lawfare: el uso político de los tribunales como arma de destrucción masiva contra cualquier liderazgo popular.
Porque en América Latina —y no solo allí— ya no hace falta tanqueta ni golpe de Estado. Basta con un juez obediente, un fiscal ambicioso y un periódico servil. Y el resultado es el mismo: aniquilar al adversario sin dejar huellas de dictadura.
EL PODER QUE NO SE VOTA
En el centro de esta farsa se encuentra una paradoja insostenible: mientras los gobiernos progresistas ganan en las urnas, los poderes fácticos pierden el miedo y ganan el relato. Se envalentonan. Se disfrazan de institucionalidad. Apelan a una justicia que ya no se parece a sí misma. Y convierten la democracia en una farsa de cartón piedra.
En ese contexto nace el documental Influjo Psíquico. No como capricho artístico, sino como necesidad política. Un largometraje que retrata, con el tono de un thriller judicial, cómo se fabrica una causa sin pruebas. Cómo se utiliza la maquinaria judicial para inhabilitar a quien no se puede derrotar en las urnas. Cómo se normaliza la persecución. Y cómo se silencia la voz de quienes disienten.
No es un documental sobre Correa. Es un espejo que cualquier país debería mirar con pavor. Porque hoy es Ecuador. Ayer fue Brasil. Mañana puede ser España.
HACER CINE PARA HACER MEMORIA
Detrás del proyecto están Alejandra Cardona, Ana María Pinar e Idoya Barrabés, tres mujeres cineastas con trayectoria internacional y un compromiso firme con la verdad como trinchera. Su anterior trabajo, Petro, ya se convirtió en referencia. Ahora, con Influjo Psíquico, dan un paso más allá: no solo denuncian, construyen memoria.
Y para ello necesitan apoyo. No de bancos. No de fondos públicos secuestrados por los de siempre. Sino del pueblo que resiste. De la comunidad que se indigna. De quienes saben que callar no es una opción.
Puedes sumarte aquí al crowdfunding:
👉 https://www.goteo.org/project/influjo-psiquico
Porque hay juicios que no se hacen en tribunales, sino en la conciencia colectiva. Y esta vez, el acusado es el sistema.
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