27 Abr 2024

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Desmontar a la extrema derecha 5 | El mito del «No soy machista, tengo madre e hijas»
Desmontar a la extrema derecha

Desmontar a la extrema derecha 5 | El mito del «No soy machista, tengo madre e hijas» 

En la sociedad contemporánea, donde la lucha por la igualdad de género ha ganado un espacio significativo en el discurso público, surgen con frecuencia argumentos que buscan desviar o minimizar la importancia de esta causa. Uno de los más recurrentes es el que afirma: «No soy machista, tengo madre e hijas». Esta declaración, aunque pueda parecer inofensiva a primera vista, esconde tras de sí una serie de prejuicios y malentendidos sobre lo que realmente significa el machismo y cómo se manifiesta en la sociedad.

La presencia de mujeres en la vida de una persona no garantiza automáticamente una perspectiva libre de prejuicios o actitudes machistas. Es esencial entender que el machismo no se trata solo de actos evidentes de discriminación o violencia, sino que también se manifiesta en actitudes sutiles, comentarios pasivos y comportamientos arraigados que perpetúan la desigualdad de género.

A través de este artículo, incluido dentro del especial ‘desmontar a la extrema derecha’, se analizará en profundidad este mito y se desentrañarán las razones por las que es una afirmación problemática.

DESARROLLANDO EL MITO

La idea de que tener relaciones cercanas con mujeres (madre, hijas, esposa) exime automáticamente de actitudes machistas es un concepto erróneo que ha perdurado en el tiempo. Esta creencia se basa en la suposición de que el amor o el cariño hacia las mujeres cercanas impide al individuo tener prejuicios o actitudes machistas hacia el género femenino en general. Sin embargo, el machismo no se trata simplemente de odio o desprecio hacia las mujeres, sino de un sistema de creencias y actitudes que perpetúa la desigualdad de género.

Origen de la creencia: Esta idea se origina en la percepción simplista de que el machismo se manifiesta únicamente a través de actos evidentes de discriminación o violencia hacia las mujeres. En este contexto, si un hombre muestra afecto hacia las mujeres de su familia, se asume que no puede ser machista. Sin embargo, esta perspectiva ignora las múltiples formas en que el machismo se manifiesta en la sociedad, desde comentarios sutiles y estereotipos de género hasta decisiones y actitudes que refuerzan la desigualdad.

Relaciones familiares y machismo: Es un error pensar que las relaciones familiares son un escudo contra el machismo. De hecho, muchas veces, es en el ámbito familiar donde se perpetúan y refuerzan los roles y estereotipos de género. Por ejemplo, la idea de que las mujeres deben ocuparse de las tareas del hogar mientras que los hombres proveen económicamente es una manifestación del machismo que se transmite de generación en generación.

El papel de la cultura y la educación. La cultura y la educación juegan un papel crucial en la formación de actitudes y creencias machistas. Desde una edad temprana, se enseña a los niños y niñas roles y comportamientos específicos basados en su género. Estos roles, a menudo, refuerzan la idea de que las mujeres son inferiores o dependientes de los hombres. Aunque un hombre pueda tener relaciones cercanas con mujeres y respetarlas, todavía puede estar influenciado por estas creencias culturales y educativas.

Actitudes machistas arraigadas. Muchas veces, las actitudes machistas están tan arraigadas en el individuo que no las reconoce como tales. Puede que un hombre no se considere machista porque respeta a las mujeres de su familia, pero aún así puede tener actitudes y comportamientos que perpetúan la desigualdad de género, como hacer comentarios sexistas o tomar decisiones sin consultar a las mujeres de su vida.

DESARMANDO EL MITO

Desarmar este mito implica entender sus raíces y las implicaciones que conlleva.

  1. Machismo más allá del odio. El machismo no se limita a actos evidentes de odio o discriminación hacia las mujeres. Es un sistema de creencias y comportamientos que perpetúa la desigualdad de género en múltiples niveles. Estas manifestaciones pueden ser sutiles, como comentarios pasivos, chistes sexistas o la perpetuación de roles de género tradicionales. Por lo tanto, el simple hecho de tener relaciones cercanas con mujeres no garantiza una perspectiva libre de prejuicios machistas.
  2. Relaciones cercanas no garantizan comprensión. Tener una madre, hijas o esposa no garantiza una comprensión profunda de los desafíos y problemas que enfrentan las mujeres en la sociedad. Es posible que un individuo no sea consciente de sus actitudes machistas porque las considera normales o aceptables. Además, el amor hacia las mujeres cercanas no necesariamente se traduce en respeto hacia todas las mujeres.
  3. El amor no es suficiente. Aunque el amor y el respeto son esenciales, no son suficientes para combatir el machismo. Es necesario un compromiso activo con la igualdad de género, que va más allá de las relaciones personales. Esto implica cuestionar y cambiar actitudes y comportamientos machistas, educarse sobre feminismo e igualdad de género y escuchar y aprender de las experiencias de las mujeres.
  4. El peligro de la generalización. Asumir que el amor hacia una madre o hijas puede generalizarse a todas las mujeres es un error. Las mujeres no son un grupo homogéneo, y cada una tiene sus propias experiencias y desafíos. Respetar a las mujeres cercanas no garantiza un respeto universal hacia todas las mujeres.
  5. La responsabilidad de la autoconciencia. Es esencial que los individuos sean conscientes de sus propias actitudes y comportamientos y estén dispuestos a cuestionarlos y cambiarlos. Reconocer que uno puede tener actitudes machistas, incluso si no tiene intenciones maliciosas, es el primer paso para cambiar y promover una verdadera igualdad de género.
  6. El papel de la sociedad. El machismo no es solo un problema individual, sino también estructural. La sociedad en su conjunto tiene un papel en la perpetuación de actitudes y comportamientos machistas. Por lo tanto, desarmar el mito implica también cuestionar y cambiar las estructuras y normas sociales que perpetúan la desigualdad de género.

BIBLIOGRAFÍA

  1. García, M. (2018). El machismo invisible. Editorial Planeta.
  2. Pérez, A. (2023). Mis declaraciones y la polémica. Editorial Deportiva.
  3. Ruiz, L. (2019). Machismo y cultura: una relación tóxica. Editorial Universitaria.
  4. Sánchez, P. (2020). Actitudes machistas en la sociedad contemporánea. Editorial Sociedad.
  5. Torres, J. (2021). Desmontando mitos sobre el machismo. Editorial Género.

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