19 Nov 2025

Blog

La trama que apesta a poder: Cerdán, Acciona y un sistema diseñado para que nada cambie
DESTACADA, POLÍTICA ESTATAL

La trama que apesta a poder: Cerdán, Acciona y un sistema diseñado para que nada cambie 

Un mapa de favores donde cada actor sabe qué papel jugar.


EL ENLACE QUE NADIE QUIERE NOMBRAR

La foto es del 20 de junio de 2019. No es una imagen cualquiera. Es una prueba recuperada del móvil de Antxon Alonso, ese empresario que vivía de Acciona igual que un pez vive del agua. En la imagen aparecen Santos Cerdán y Justo Pelegrini, exCEO de Acciona. No es una reunión fortuita. Es parte de lo que la UCO describe como un “operativo” entre Servinabar, Acciona y el Ministerio de Transportes durante los años en que José Luis Ábalos mandaba en la casa (2018-2021).
Un operativo en que cada pieza sabía dónde colocarse y para qué.

La UCO no habla en condicional. Apunta, señala, describe métodos y lugares. Lo hace con una frialdad quirúrgica. Habla de móviles apagados, del uso de Threema para dificultar rastros, de mensajes manuscritos mostrados en pantalla, de reuniones en un piso alquilado en Fuencarral como si esto fuera una mala serie política en la que siempre hay un apartamento para conspirar lejos de los pasillos oficiales.
Habla de dos encuentros muy concretos: 12 y 20 de junio de 2019. Y de algo todavía más inquietante: que esas reuniones coinciden con adjudicaciones millonarias en Logroño, Sevilla y Sant Feliú.
La casualidad no existe cuando el dinero público está en juego.

Lo que la UCO describe no es un desliz. Es un sistema. Un sistema donde un exsecretario de Organización del PSOE, un empresario y un directivo de una de las mayores constructoras del país compartían mesa, métodos y calendario.


UN SISTEMA DE FAVORES QUE NO SE ROMPE: SE RENUEVA

Servinabar, la empresa de Antxon, tenía un único cliente real: Acciona. El 75,33% de sus ingresos venían de ahí. A cambio, Acciona firmaba con Servinabar un memorándum de entendimiento antes de cada expediente. Y cuando la obra caía del lado de Acciona, Antxon cobraba su parte: el 2% neto.
Un sistema demasiado perfecto para ser accidental. Demasiado rentable para ser ético.

La UCO reconstruye la red pieza a pieza. Señala que en el calendario de Antxon aparecía una “Cena Santi/Justo” el 28 de septiembre de 2020. Un “Café con Justo/Santi” el 5 de mayo de 2021. Y que en el móvil había fotografías enviadas a Karmele, su mujer, como si todo esto formara parte de una rutina profesional más.
Como si reunirse con un exjefe de Organización del PSOE y un directivo de Acciona fuera tan normal como revisar el correo.

Y luego está lo que produce verdadera náusea.
Con una tarjeta de crédito de Servinabar, se pagaron 33.574 euros en gastos de Santos Cerdán. Viajes, consumos, estancias. Entre el 6 y el 14 de agosto de 2023, la tarjeta pagó 1.259 euros en Tenerife, mientras Cerdán viajaba con su familia.
Pagó con la empresa que vivía de su presunto “enlace” con Acciona.

Nada de esto es puntual. Nada es esporádico. Nada es aislado.
Es la respiración misma del capitalismo español: empresas que dependen del Estado, políticos que dependen de las empresas y un flujo constante de favores que asegura que todo siga igual.

Quienes defienden que “esto no es corrupción, es cómo funciona la administración” confiesan, sin querer, la verdad.
La administración funciona así porque está construida para funcionar así.

La UCO no está destapando un caso. Está radiografiando una cultura política donde la frontera entre lo público y lo privado está más borrosa que los vídeos de las antiguas cintas VHS.

El 3 de diciembre declararán más exdirectivos de Acciona. Algunos nombres nuevos. Otros viejos conocidos. Todos piezas de un engranaje que lleva décadas girando sin que nadie se atreva a detenerlo.
Y mientras tanto, la pregunta que flota es simple:
¿Qué parte de este país está realmente construida sin amaños, sin favores, sin cenas discretas, sin notas manuscritas mostradas por webcam para evitar rastros digitales?

La indignación debería ser un deber civil.
Porque si el sistema sigue así es porque hemos aceptado que la corrupción es un paisaje inevitable.
Y no lo es.
Nunca lo fue.

Related posts

Deja una respuesta

Required fields are marked *