Europa se arrodilla ante Trump y su doctrina del miedo
Europa vuelve a agachar la cabeza. Como un lacayo bien entrenado, no se atreve a cuestionar la orden de su amo. No importa que la directriz venga envuelta en amenazas veladas o en la retórica de la “seguridad colectiva”. Lo único que importa es obedecer. Estados Unidos quiere que todos los países de la OTAN aumenten su gasto en defensa hasta el 2% del PIB antes del verano. Algunos, como España, han dicho que llegarán en 2029, pero eso no es suficiente. Washington aprieta la correa y exige celeridad. Quiere resultados inmediatos. Quiere sumisión absoluta. Y Europa, como de costumbre, baja la cabeza y aprieta el paso.
NO ES DEFENSA, ES NEGOCIO
No nos engañemos: esto no tiene nada que ver con la seguridad. No es una estrategia para “defendernos de Rusia” ni para “proteger nuestras democracias”. Es, como siempre, un negocio. Un negocio colosal para la industria armamentística estadounidense, que desde hace décadas impone sus condiciones al resto del mundo. Más tanques, más misiles, más millones de euros desviados de la sanidad, la educación y la investigación para engordar a los mismos de siempre. Los lobbies de la guerra sonríen mientras los gobiernos europeos justifican lo injustificable.
Las cifras son obscenas. En 2023, el gasto militar global alcanzó los 2,4 billones de dólares, un récord histórico. Estados Unidos se llevó la mayor parte con 886.000 millones de dólares, seguido de China con 292.000 millones. Pero Europa no se queda atrás: Alemania aprobó un presupuesto de 100.000 millones para modernizar su ejército y Francia superó los 53.000 millones. Ahora quieren que España y otros países se sumen a la carrera armamentística sin rechistar. Como si eso fuera la solución a los problemas del mundo. Como si la guerra fuera el único camino.
BAILANDO AL RITMO DE TRUMP
Lo más humillante de todo esto no es el saqueo económico. Es la actitud servil con la que Europa acata las órdenes de Washington. A la OTAN no le bastó con imponer el 2% en 2014. Ahora ya está preparando el terreno para exigir un 3% o más. Y todo porque el “hombre simpático de Washington” que amenaza con llamar a los rezagados no es otro que Donald Trump.
Trump vuelve a la carga con su discurso belicista y chantajista. Ya lo dejó claro en su primer mandato: si Europa no paga más, quedará desprotegida. Su reciente advertencia no deja margen a la interpretación: “Si no gastan lo suficiente en defensa, Rusia puede hacer lo que quiera con ellos”. Es la política del miedo en estado puro. O compran armas o los dejamos a su suerte. O pagan su “protección” o que se preparen para las consecuencias.
Es la misma estrategia de siempre, la de la mafia disfrazada de diplomacia. Lo preocupante es que los líderes europeos ni siquiera intentan disimular su subordinación. En lugar de plantar cara y decir que nuestras políticas de defensa no las dicta un magnate neofascista desde su torre dorada, se apresuran a obedecer. A acelerar las inversiones. A asegurar que están comprometidos con el gasto militar. Como si no hubiera otra opción.
GUERRA PARA QUIENES NO LA PIDIERON
Mientras los gobiernos firman cheques en blanco para la industria armamentística, la ciudadanía sigue pagando las consecuencias de su sumisión. La sanidad pública se deteriora. La crisis de la vivienda se agrava. Los salarios siguen estancados. Pero, al parecer, el problema urgente es asegurarnos de que los fabricantes de misiles no pierdan ni un solo céntimo.
Nos han vendido la idea de que el gasto en defensa es una inversión en seguridad, pero la realidad es que es una inversión en inseguridad. En guerras que no nos protegen, sino que nos exponen. En alianzas que nos convierten en blanco de conflictos que no hemos elegido. En una estrategia que prioriza la confrontación sobre la diplomacia y la carrera armamentística sobre la paz.
No es defensa. No es seguridad. Es un tributo. Un tributo a la industria de la guerra. Un tributo a la doctrina del miedo. Un tributo a un “hombre simpático de Washington” que quiere que Europa baile a su ritmo sin rechistar. Y, por desgracia, parece que los líderes europeos ya han elegido la música.
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Típico del fascio,crear un enemigo,miedo,dependencia,y sumisión.Vomo aquí con la okupación…
mejor flores que armas, así cuando entren putin o xi o trump no habrá muertos. El mundo real funciona así. En este contexto lo que decís es entre naif y gagá. Ahora mismo Rusia, China, USA están mirando a una Europa débil. Si no parece que pueda defenderse militar y económicamente, vuestra libertad para decir estas tonterías acabará en un momento. Si Putin bombardeara tu ciudad, ya te digo yo que no ibas a salir con flores a la calle pidiendo paz.