11 Feb 2025

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Que la realidad no tape tu xenofobia: el delirio de Vox con los menores extranjeros no acompañados
DERECHOS Y LIBERTADES, DESTACADA

Que la realidad no tape tu xenofobia: el delirio de Vox con los menores extranjeros no acompañados 

Según Vox, “el 95% de los MENAS son hombres”, “el 70% procede de Marruecos” y “de media tienen 20 años”. Pero, ¿cómo puede un menor de edad tener una media de 20 años?

El partido de extrema derecha Vox vuelve a utilizar su estrategia favorita: difundir información manipulada para inflamar el racismo y la islamofobia en España. Esta vez, su blanco son los menores extranjeros no acompañados (MENAS), a quienes presentan como una amenaza a la seguridad nacional con afirmaciones tan absurdas como peligrosas.

Según Vox, “el 95% de los MENAS son hombres”, “el 70% procede de Marruecos” y “de media tienen 20 años”. Pero, ¿cómo puede un menor de edad tener una media de 20 años? El partido ultra se delata a sí mismo: su relato no se sostiene ni con sus propios datos.

Lo que intentan ocultar es que, según la Fiscalía General del Estado, la inmensa mayoría de los menores extranjeros que llegan a España tienen entre 14 y 17 años, y sí, son niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad. Pero cuando la realidad no cuadra con su discurso xenófobo, la distorsionan.

De la mentira al discurso de odio

La narrativa de Vox no se detiene en la manipulación de datos. En su publicación, afirman sin pruebas que “no huyen de ninguna guerra” y que España está “en medio de una invasión islámica”. Un discurso alarmista que busca convertir a un grupo de niños y adolescentes en chivos expiatorios para encubrir los verdaderos problemas del país.

Hablar de “invasiones” es una estrategia clásica del supremacismo blanco. Se ha usado en Europa y en Estados Unidos para justificar políticas de discriminación y violencia contra migrantes. Lo peligroso no es solo la mentira en sí, sino las consecuencias: criminalizar a menores, fomentar la intolerancia y generar un clima de odio que ya ha llevado a agresiones en las calles.

El mensaje de Vox no tiene nada de nuevo: es el mismo discurso de siempre, que busca dividir y enfrentar a la población para ganar votos. Mientras tanto, los problemas reales, como el desempleo, la crisis de la vivienda y el deterioro de los servicios públicos, siguen sin resolverse. Pero para la ultraderecha, la solución es siempre la misma: señalar a los más débiles y azuzar el miedo.

La pregunta es: ¿hasta cuándo se permitirá que el odio sea parte del discurso político?

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