La revista ha publicado una serie de fichas sobre los miembros de Vox y la formación ha respondido con violencia
El Jueves, la histórica revista de humor satírico (tan necesario hoy en día), es la única superviviente de las revistas que surgieron en el llamado boom del cómic adulto en España, sabiendo adaptarse a cada momento. Sin embargo, una nueva piedra ha surgido en su camino en forma de extrema derecha, cada día más crecida desde las instituciones.
La revista lleva arrastrados varios temas complejos, pero ha salido bien parada de todos. Desde el secuestro de números, hasta las famosas caricaturas de Mahomá, pasando por la polémica de presentar al ahora rey Felipe VI (por aquel entonces príncipe) manteniendo relaciones sexuales con Letizia Ortiz en portada o la decisión del cambio de portada había publicado un conflicto entre algunos colaboradores de la revista y su editorial; la revista sigue viva.
Ya ha tenido choques con la extrema derecha. El 11 de mayo de 2016, Mayte Quílez, directora de la revista, sufrió una agresión en la puerta de su casa el mismo día que El Jueves publicaba una visionaria portada con el título «Plaga de Nazis. La ultraderecha crece en Europa». Quílez dejó la revista en junio, tras llegar a un acuerdo con la editorial. Era directora de la revista desde 2011 y trabajaba en la redacción desde su fundación en 1977.

Sin embargo, ahora se ha superado toda barrera. Al partido de extrema derecha Vox parece que no le ha gustado la última ocurrencia de los humoristas satíricos y ha decidido que quien tiene que pagar por ello es Ricardo Rodrigo Amar, presidente de RBA, el grupo de edita El Jueves.
La revista ha publicado una serie de fichas sobre los miembros de Vox. Entre ellos puede encontrarse a «Ortega Rambo de pega», «Espinosa Venenosa», «Rocío Escalofrío» o «Garriga dolor de Barriga». Todos englobados dentro del título «Descubre a la asquerosa Pandilla Voxura al completo».
«Se llama Ricardo Rodrigo Amar y es presidente de RBA, grupo que edita El Jueves. Su revista difunde odio contra millones de españoles a diario. Es posible que muchos de ellos le empiecen a exigir responsabilidades cuando le vean salir de su despacho de la Diagonal de Barcelona», publicaron en su cuenta de Twitter.
Una amenaza velada, una incitación al odio, un señalamiento, o como quiera llamarse; pero Vox ha pedido a sus seguidores que exijan «responsabilidades» y anuncian dónde pueden encontrar al empresario. Toda una declaración de intenciones que puede traer consecuencias nefastas de las que Vox será el único culpable.
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