Es responsabilidad de todos desarmar estas narrativas tóxicas, apoyando la verdad y rechazando cualquier forma de discriminación
En un acto de violencia que conmocionó a la localidad de Mocejón, Toledo, un niño de 11 años fue asesinado, un suceso que, por desgracia, ha servido de plataforma para la propagación del odio por parte de la extrema derecha. Utilizando tácticas de manipulación, ciertos grupos y medios afines no dudaron en difundir mentiras para culpar a los inmigrantes, buscando avivar el fuego del racismo y la xenofobia. Puedes seguir el programa «Hasta el coño de» en YouTube y Twitch.
LA MENTIRA COMO ARMA
Poco después del asesinato, cuentas asociadas a la extrema derecha comenzaron a inundar las redes sociales con afirmaciones falsas, asegurando que el asesino era un joven de origen magrebí. Estas afirmaciones, desprovistas de cualquier prueba, no tardaron en viralizarse, alimentando el odio en un contexto ya de por sí inflamado.
La realidad, como confirmó la Guardia Civil días después, es que el autor del crimen es un joven español de 20 años, vecino de la localidad. Pero para cuando la verdad emergió, el daño ya estaba hecho. La mentira había cumplido su propósito: avivar el odio racial y polarizar aún más a la sociedad.
Este tipo de desinformación no es accidental. Como bien se sabe, la extrema derecha no persigue la justicia, sino la división. Cada vez que ocurre un suceso violento, buscan aprovechar la situación para sembrar discordia, apuntando siempre a las comunidades inmigrantes, a quienes ven como el «enemigo» ideal para sus agendas de odio.
En este caso, no solo se difundieron bulos sobre la identidad del autor del crimen, sino que también se fomentó la idea de que España está siendo «invadida» por extranjeros peligrosos, una narrativa que, aunque repetida hasta el cansancio, no tiene más fundamento que el prejuicio y la ignorancia.
LA RESPONSABILIDAD DE LOS MEDIOS
Es alarmante ver cómo, en plena era de la información, tantas personas siguen siendo susceptibles a la desinformación. Las redes sociales, lejos de ser simples plataformas de comunicación, se han convertido en campos de batalla donde la verdad es la primera víctima. Y lo peor es que, mientras tanto, los medios de comunicación convencionales a menudo no hacen lo suficiente para contrarrestar estas mentiras, o incluso, las refuerzan al no abordar estos temas con la seriedad y la ética necesarias.
El caso de Mocejón es un ejemplo más de cómo la extrema derecha busca cualquier excusa para fomentar el odio. Afortunadamente, existen iniciativas como Verifica RTVE que se dedican a desenmascarar estos bulos y a brindar la verdad a quienes están dispuestos a escucharla. Pero esto no es suficiente si como sociedad no aprendemos a ser críticos con la información que consumimos y compartimos.
Es imprescindible recordar que la violencia y el odio nunca serán la solución a nuestros problemas. Si permitimos que las mentiras y el racismo se propaguen, solo estaremos contribuyendo a la destrucción del tejido social que nos une. Debemos permanecer vigilantes, informados y, sobre todo, humanitarios, reconociendo que detrás de cada mentira propagada por la extrema derecha hay una agenda que nada tiene que ver con la verdad ni con la justicia.
El asesinato en Mocejón fue un acto trágico que ha sido instrumentalizado por quienes no buscan más que avivar el odio. Es responsabilidad de todos desarmar estas narrativas tóxicas, apoyando la verdad y rechazando cualquier forma de discriminación. Solo así podremos construir una sociedad más justa y cohesionada.
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