14 May 2024

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Vídeo | El Hormiguero: no alimentéis esta tele
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Vídeo | El Hormiguero: no alimentéis esta tele 

Necesitamos enfrentarnos al blanqueamiento de discursos que amenazan los principios de una sociedad respetuosa

El cambio del panorama mediático en los últimos años ha llevado a una discusión sobre la naturaleza de los programas de entretenimiento y su papel en la difusión de narrativas y discursos. Uno de los programas que ha estado en el centro de esta controversia es «El Hormiguero», un espacio que comenzó como un lugar para la diversión y que se ha convertido en un escenario donde, a veces, se normalizan posturas y discursos tanto de derecha como de extrema derecha.

EL HORMIGUERO Y SU TRANSFORMACIÓN

Personalidades como Juan del Val o Frank Cuesta han utilizado este espacio para emitir críticas abiertas hacia la izquierda y el actual gobierno de coalición. Estas actitudes han suscitado preocupaciones sobre cómo estas narrativas sesgadas e ideologizadas se convierten en la norma. La necesidad de que la resistencia y el disenso se conviertan en la nueva normalidad es más relevante que nunca.

La respetada actriz Mónica López se ha destacado por negarse a aparecer en «El Hormiguero», prefiriendo mantener su integridad en lugar de ganar una mayor exposición mediática. «Ese señor blanquea el fascismo y blanquea gente impresentable«, dijo, refiriéndose al presentador del programa. «A ese señor le importa un pimiento que vaya yo«, añadió, haciendo hincapié en su decisión de no participar en el programa.

EL PAPEL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Su valiente postura no sólo desafía las decisiones y la dirección de «El Hormiguero», sino que también plantea preguntas importantes sobre la responsabilidad de los medios de comunicación y la industria del entretenimiento en general. Estamos en un momento crucial en el que necesitamos enfrentarnos al blanqueamiento y la trivialización de discursos que amenazan los principios de una sociedad equitativa y respetuosa.

El humorista Ignatius Farray lo expresó de una manera muy perspicaz al decir: «La fortaleza de un movimiento social se mide por el volumen de estupidez que es capaz de absorber y aglutinar«. En este caso, es necesario resistir ante los intentos de algunos sectores de simplificar y trivializar la lucha por una cultura más justa y equilibrada.