24 Dic 2024

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Una sentencia del Supremo convierte los pagos con retraso del sueldo en un despido improcedente
DERECHOS Y LIBERTADES, DESTACADA

Una sentencia del Supremo convierte los pagos con retraso del sueldo en un despido improcedente 

El trabajador tendría derecho a recibir una indemnización por despido improcedente correspondiente a 33 días por año trabajado (45 días si el contrato es previo a 2012).

Un trabajador tiene derecho a recibir su salario en el plazo y forma convenidos en el contrato laboral, pero, ¿qué sucede si su empleador incumple reiteradamente esta obligación? En una sentencia del Tribunal Supremo fechada el 10 de enero, se establece que el retraso reiterado en el pago de las nóminas puede conllevar la extinción del contrato de trabajo y el pago de una indemnización por despido improcedente.

La sentencia se refiere a un caso en el que un empleado de la empresa Ventas y Servicios Técnicos de Centro, que había percibido su salario con un retraso medio de 10,5 días entre abril de 2019 y marzo de 2020, decidió poner fin a su contrato laboral. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid desestimó su demanda, alegando que el retraso no era excesivo ni imprevisible, y que la empresa justificó su situación económica y el incumplimiento de su obligación salarial.

Sin embargo, el Tribunal Supremo considera que el empleador no tiene la facultad unilateral de condicionar el abono puntual del salario y que la reiteración de los retrasos puede justificar la resolución indemnizada del contrato de trabajo. De esta manera, el trabajador tendría derecho a recibir una indemnización por despido improcedente correspondiente a 33 días por año trabajado (45 días si el contrato es previo a 2012).

Esta sentencia del Tribunal Supremo aclara una cuestión importante en materia laboral, y es que el retraso reiterado en el pago de las nóminas puede ser causa de resolución indemnizada del contrato de trabajo, sin necesidad de que el empleador haya procedido al despido. Además, la sentencia establece que el trabajador no está obligado a asumir ni a adaptarse al retraso en el pago del salario, aunque sea previsible, y que la empresa no puede justificar su incumplimiento salarial por sus propias dificultades económicas.

En conclusión, la sentencia del Tribunal Supremo deja claro que el salario es un derecho irrenunciable del trabajador, y que su incumplimiento reiterado puede tener graves consecuencias para el empleador. Los trabajadores deben estar informados de sus derechos en materia salarial y, en caso de incumplimiento, buscar asesoramiento legal para tomar las medidas necesarias.