El ataque del presidente a la comunidad LGBTIQ+ desata una movilización histórica en defensa de los derechos humanos
?? IMPRESIONANTE
— Tiempos Convulsos ? (@aquiradiomoscu) February 2, 2025
Decenas de miles de personas salieron ayer a protestar contra Milei.
La calle no es Twitter. Hoy quedó claro. pic.twitter.com/jN9JbSylnf
La Argentina de Javier Milei ya no es solo la del ajuste brutal y la entrega de la soberanía económica al capital financiero, sino también la de la persecución ideológica, el señalamiento a colectivos vulnerables y el intento de imponer un modelo de sociedad basado en el miedo y la exclusión. Pero la respuesta ha sido contundente: dos millones de personas se movilizaron en todo el país contra el discurso de odio lanzado por el presidente desde el Foro Económico Mundial de Davos, donde asimiló la lucha LGBTIQ+ con el abuso infantil.
«En sus versiones más extremas, la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil», declaró Milei ante la élite económica mundial, un mensaje que no es un simple desliz verbal, sino una pieza clave en su estrategia de gobierno. Cuando un presidente decide señalar a un sector de la población como enemigo público, el siguiente paso es la represión. El manual del autoritarismo está en marcha.
Las calles de Buenos Aires, Rosario, Córdoba y muchas otras ciudades fueron el escenario de una Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista que rebasó todas las expectativas. La respuesta al odio fue una ola de diversidad, unidad y dignidad. La comunidad LGBTIQ+, movimientos feministas, sindicatos, partidos de izquierda y sectores del peronismo, el socialismo y la UCR confluyeron en una movilización histórica que dejó un mensaje claro: Milei puede contar con los aplausos del capital financiero y la extrema derecha internacional, pero en Argentina, su odio no pasará sin resistencia.
«EXISTEN SOLO DOS GÉNEROS: FASCISTAS Y ANTIFASCISTAS»
«Nos necesitan divididos, nos tienen de frente y unides», expresaron desde la Asamblea Antifascista LGBTIQ+ de Buenos Aires. Y no se equivocan. Milei intenta imponer un modelo de sociedad donde solo cabe la sumisión al poder económico y la aceptación de la violencia estructural como norma. No es casualidad que ataque a la comunidad LGBTIQ+: su objetivo es quebrar la organización social y criminalizar la disidencia.
La másica participación de sindicatos como las CTA y la CGT evidencia que la lucha no es solo identitaria, sino profundamente política. El proyecto de Milei busca desmantelar derechos conquistados con décadas de lucha y dejar a la mayoría de la población a merced del mercado. Lo que sucede hoy en Argentina es un experimento neoliberal extremo, con un componente de autoritarismo y persecución que recuerda a las dictaduras del pasado.
Las consignas fueron claras: no es solo una lucha de la comunidad LGBTIQ+, sino una batalla por la democracia misma. «Existen solo dos géneros: fascistas y antifascistas», se leía en una de las pancartas más compartidas en redes. Una frase que resume la situación: no es una disputa ideológica convencional, sino una pelea entre quienes defienden la libertad y quienes quieren imponer el miedo.
Milei ya no puede disimular su modelo de país: ajuste para la mayoría, privilegios para el capital, represión para quienes no se resignan. Pero el pueblo argentino tiene memoria, y la memoria siempre vuelve a las calles.
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