La caída de Isak Andic no solo arrastra preguntas. Desnuda un sistema donde la riqueza compra discreción y la verdad siempre llega herida.
UNA MUERTE DE 100 METROS QUE EL CAPITALISMO PREFIERE NO MIRAR
La historia oficial dice que Isak Andic, quinta fortuna del Estado español, murió el 14 de diciembre de 2024 tras caer por un barranco de más de 100 metros en Montserrat. Una excursión. Padre e hijo. Sin testigos. Un resbalón.
La historia oficiosa, la que corre por despachos, por pasillos de Mossos y por salas de espera de bufetes, dice otra cosa. Dice que en los huecos del relato falta aire. Y que donde falta aire, suele haber poder.
Los Mossos d’Esquadra han interrogado ya a hermanas, a su pareja, a directivos, a amigos y hasta a la psicoterapeuta de Jonathan Andic, que se acogió al secreto profesional. Un detalle nada menor. Una investigación que sigue bajo secreto de sumario y que busca reconstruir una relación familiar marcada por reproches, ambición y silencios.
Porque el espejismo de unidad que vende el capitalismo familiar se deshace en cuanto la herencia huele a miles de millones.
En 2015, Mango vivió uno de sus años más turbulentos. Isak reprochó a Jonathan haber diluido la esencia de la marca y haber dejado pérdidas millonarias. Una tensión que no se resolvió del todo aunque, según las declaraciones, quedó maquillada con el tiempo. La golfista Estefanía Knuth, pareja del fundador, relató ese conflicto en su testimonio ante los Mossos. Otros testigos lo matizan, intentando cerrar una fractura que todavía late.
El testamento de verano de 2023 reparte la herencia de forma equitativa entre los tres hermanos. Pero también incluye un legado importante para Knuth: unos cinco millones de euros. Ella considera que es poco. Lo ha negociado mientras la policía investigaba. Un dato que cualquier cronista social pasaría por alto y que cualquier analista anticapitalista entiende como síntoma: las fortunas se defienden incluso sobre los cadáveres recientes.
La pregunta incómoda es esta:
¿Por qué una muerte que podría ser accidental se investiga desde hace meses como un posible homicidio?
La respuesta no está en la montaña, sino en los indicios que los Mossos han ido recogiendo, en las contradicciones de Jonathan durante sus dos declaraciones, en el móvil requisado en septiembre y en una relación padre-hijo envuelta en expectativas imposibles y millones por heredar.
La riqueza extrema siempre deja huellas, pero también las borra.
UNA INVESTIGACIÓN QUE NACE ENTRE EL SILENCIO, LOS ALBACEAS Y UN SISTEMA QUE PROTEGE A LOS SUYOS
Quienes han pasado por los interrogatorios forman un mosaico que va del ámbito íntimo al consejo de administración. El presidente actual de Mango, Toni Ruiz, ha declarado. También el tío del investigado, Nahman Andic, cofundador de la empresa. Judith y Sarah, las hermanas, explicaron detalles personales de una relación familiar tan opaca como vertical.
Mientras tanto, fuentes de la familia insisten en que la investigación no se dirige contra nadie en concreto, citando un comunicado del TSJC. Un mensaje que busca calmar los mercados, evitar filtraciones y preservar la marca Mango por encima del escándalo.
Los albaceas (Ruiz, Creuheras y López) piden “respeto por la memoria del fundador”.
Es un gesto público. También es un cierre de filas. Y como siempre que hay dinero y prestigio en juego, la palabra “respeto” funciona como cortina de humo.
Porque el único vínculo directo con lo ocurrido en Montserrat es el de Jonathan. Él es el último que vio a su padre con vida. Él es quien relató la caída.
Y él es quien incurrió en contradicciones suficientes como para que la policía le pidiera el móvil, lo analizara y lo informara después de que pasaba a estar investigado.
Todo sin detenerlo. Todo en silencio. Todo en el marco de una investigación que avanza con pies de plomo cuando se trata de apellidos que sostienen fábricas, empleos y donaciones.
Cuando los Mossos entreguen sus conclusiones, la jueza deberá decidir entre archivar o citar a Jonathan ya como investigado formal.
Esa decisión será un espejo: mostrará si la justicia puede con un imperio textil o si, una vez más, el poder económico camina sobre un suelo más blando que el resto.
En Montserrat cayó un cuerpo.
Lo que todavía no sabemos es si también cayó un relato construido durante décadas.
O si simplemente volverán a levantarlo, como hacen siempre, con silencio, abogados y capital.
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