El Consell valenciano desvía casi medio millón de euros a promocionar la tauromaquia mientras desmantela políticas de cooperación y memoria histórica.
El Gobierno valenciano de Carlos Mazón ha decidido priorizar el mundo taurino por encima de necesidades sociales urgentes. Mientras la Generalitat reparte alegremente casi medio millón de euros para apoyar espectáculos relacionados con la tauromaquia, los convenios de colaboración con organizaciones que asisten a refugiados desaparecen sin contemplaciones. En total, 450.000 euros públicos, asignados a dedo o bajo dudosas fórmulas administrativas, se destinarán este año exclusivamente a promover los toros, gracias al explícito mandato de Vox.
En plena crisis social, la Conselleria de Cultura no ha tenido reparos en asignar 300.000 euros a la Fundación Toro de Lidia, organización conocida por fomentar y defender los festejos taurinos. Esta cifra escandalosa se ha concedido directamente, impulsada inicialmente por Vicente Barrera, exvicepresidente de la Generalitat por Vox, y perpetuada ahora por Mazón.
Por si esta generosa subvención no fuera suficiente, la Conselleria de Emergencias añade otros 150.000 euros destinados específicamente a la promoción taurina y eventos relacionados, algo incomprensible bajo el concepto de emergencias y protección civil. Dentro de esta dotación, se contemplan 120.000 euros más en concesiones directas para distintas asociaciones taurinas locales, como la Federación de Peñas de Bous al Carrer o la Federación Valenciana de bou en corda. Otros 30.000 euros irán destinados a ediciones impresas y programas mediáticos relacionados con este sector.
Este derroche contrasta radicalmente con los recortes brutales aplicados a sectores sociales esenciales. El Consell ha suprimido sin miramientos convenios que sumaban 1,8 millones de euros destinados a Unicef, Acnur y la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA). La justificación oficial sugiere una supuesta redistribución por concurrencia competitiva, pero la realidad es que estos fondos vitales para la ayuda humanitaria han desaparecido sin garantías claras de retorno.
La coherencia social y humanitaria no existe para Mazón: solo existe la satisfacción del votante ultra que alimenta el pacto PP-Vox.
ATAQUE DIRECTO A LA MEMORIA Y LA CULTURA VALENCIANA
No solo los refugiados pagan el coste del capricho taurino del Consell. La memoria histórica y la cultura valenciana son objetivos explícitos del pacto Mazón-Vox. Las ayudas para recuperación de restos en materia de memoria histórica sufren un recorte del 42%, evidenciando una estrategia deliberada para borrar o minimizar el compromiso público con las víctimas del franquismo.
Paralelamente, la Academia Valenciana de la Llengua (AVL) denuncia un ataque frontal e injustificado a la promoción del valenciano. Este organismo, esencial para la normalización lingüística, afronta un tijeretazo brutal en sus recursos. La AVL alerta de que no se trata de una decisión basada en necesidades presupuestarias objetivas, sino de una ofensiva política explícita para debilitar la lengua valenciana.
Por otro lado, los sindicatos también se encuentran en la mira del recorte político impuesto por Vox. La ultraderecha exige reducir al menos en un 30% las asignaciones destinadas a organizaciones sindicales, debilitando así su capacidad de acción frente a conflictos laborales, precariedad y vulneración de derechos.
La lista de exigencias de Vox aceptadas dócilmente por Mazón incluye eliminar partidas vinculadas con el desarrollo sostenible y la Agenda 2030, además de atacar lo que la extrema derecha califica despectivamente como «chiringuitos ideológicos y de igualdad». Este acuerdo presupuestario revela de forma evidente la alianza entre conservadores y ultraderecha para desmantelar la estructura social y cultural que no encaja en sus estrechos patrones ideológicos.
Mientras las entidades sociales agonizan por la falta de fondos públicos, Mazón y Vox alimentan generosamente los toros y las banderas, mostrando una agenda socialmente destructiva.
Este ataque frontal a los servicios sociales, la memoria histórica, la cultura y la lengua valenciana retrata claramente las prioridades del Consell presidido por Mazón y tutelado por la ultraderecha. La sociedad valenciana debe enfrentarse a la realidad de que mientras haya dinero para la tauromaquia, no lo habrá para quienes realmente lo necesitan.
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