Las empresas deben asumir la responsabilidad de proteger a sus trabajadores y comprometerse a tomar medidas para prevenir futuros abusos.
Es indignante que en pleno siglo XXI se sigan dando casos de abuso sexual y chantaje en el lugar de trabajo. La noticia sobre las plantaciones de té en Kenia propiedad de Unilever y Swire, donde trabajadoras han sido abusadas sexualmente por sus superiores es realmente repugnante.
Estas empresas deberían ser responsables de asegurarse de que sus trabajadores estén protegidos de cualquier tipo de violencia en el lugar de trabajo, incluyendo el acoso y el abuso sexual. Es inaceptable que estas compañías hayan permitido que sus gerentes aprovechen su posición de poder para chantajear a las trabajadoras, amenazándolas con perder sus trabajos si no acceden a tener relaciones sexuales.
Además, la situación es aún más alarmante cuando una periodista de la BBC se hace pasar por una posible empleada y es presionada para tener relaciones sexuales a cambio de trabajo. «Más de setenta mujeres en las plantaciones de té de Kenia, propiedad durante años de dos empresas británicas, han relatado a la BBC que sus superiores abusaron sexualmente de ellas», inicia el reportaje de la cadena británica recogido por la Cadena SER. Esto no solo es un acto deplorable, sino que también muestra una cultura de acoso y abuso en estas plantaciones.
Medidas sí, pero a posteriori
Tanto James Finlay como Lipton Teas and Infusions han tomado medidas para abordar estas acusaciones y han suspendido a los gerentes involucrados, pero esto no es suficiente. Ambas compañías deben realizar una investigación exhaustiva para garantizar que estas prácticas no se estén llevando a cabo en otras áreas de sus operaciones.
Estas empresas deben asumir la responsabilidad de proteger a sus trabajadores y comprometerse a tomar medidas para prevenir futuros abusos. También es importante que se les exija responsabilidad financiera y legal por los daños causados a las trabajadoras afectadas.
La explotación sexual en el lugar de trabajo es inaceptable y debemos trabajar juntos para garantizar que estas prácticas sean eliminadas de nuestras sociedades y lugares de trabajo.
Related posts
ÚLTIMAS ENTRADAS
Trump castiga a Harvard por no delatar a su alumnado extranjero
La guerra ideológica de la Casa Blanca contra el conocimiento se cobra 6.800 víctimas estudiantiles
Trump muestra cadáveres del Congo para vender un genocidio blanco en Sudáfrica
La mentira racial como estrategia: Trump fabrica víctimas blancas con cadáveres africanos
Gaza: la “solución final” de Israel ya no se disimula
Gaza y la hipocresía occidental: 20 meses de genocidio televisado, 75 años de impunidad estructural
Vídeo | Hasbara: blanqueando el genocidio
Mientras bombardea Gaza, el Estado israelí despliega una campaña global de imagen financiada con dinero público, desde los escenarios hasta los algoritmos
Frank de la jungla y los walabis de 80.000 baht | Marina Lobo vuelve a desmontarlo
Audios de tráfico ilegal, amenazas de demandas y 60 búhos en cajas. Marina Lobo le dedica a Frank Cuesta el repaso definitivo desde HECD.