Los pantanos de las principales cuencas peninsulares están al 43,9%. Hay que retroceder hasta 1995 para encontrar un volumen tan bajo en esta semana del año.
La falta de precipitaciones desde el otoño se ha acentuado este enero, cuando en el conjunto del país ha llovido solo una cuarta parte de lo normal, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Rubén del Campo, portavoz de la Aemet, resalta para El País que las “precipitaciones están claramente por debajo desde el inicio del año hidrológico”, que arranca el 1 de octubre.

Si se toma como referencia el periodo comprendido entre 1981 y 2010, en los últimos cuatro meses “ha llovido un 36% menos” de lo normal. Los pronósticos, aunque siempre pueden fallar, son malos, advierte Del Campo.
Entre octubre y abril es el periodo en el que en España se registran el 75% de las precipitaciones de todo el año. “Si en esos siete meses no cae la mayor parte de las lluvias, en el resto de los meses es difícil compensar, porque el verano casi siempre es muy seco”, cuenta Del Campo.
Leandro del Moral, catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla y miembro de la Fundación Nueva Cultura del Agua, lo explica de forma tajante: “Como no llueva, la cosa se va a poner muy cruda”.
El investigador Sergio Vicente-Serrano sostiene que algunos modelos señalan que las precipitaciones podrían reducirse debido al calentamiento global durante este siglo, aunque “existen incertidumbres” sobre esas previsiones a largo plazo.
Pero, aunque no se produjese ese descenso de la pluviosidad, “las sequías serán más severas” en España, explica Vicente-Serrano. Porque se espera que haya un mayor estrés hídrico por el aumento de las temperaturas por el cambio climático.
“La cantidad de agua que demanda la atmósfera debido al calor será mayor, las reservas caerán y los ríos serán los principales damnificados”, señala este investigador, miembro también del IPCC, el panel de expertos internacionales que asesora a la ONU en materia de cambio climático.
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