Un superviviente del Holocausto participó en el juicio contra el exguardia nazi, de 100 años, Josef Schütz.
El superviviente del Holocausto Emil Farkas de Haifa con casi 93 años fue el primer testigo en testificar en persona en el juicio del ex guardia de las SS Josef Schütz, quien sirvió durante casi tres años en el notorio campo de concentración nazi de Sachsenhausen (entre otros).
A través del reportaje de Times of Israel se ha podido conocer la historia de Emil, quien «nació en febrero de 1929 en Zilina, entonces Checoslovaquia y hoy Eslovaquia, en el seno de una familia judía ortodoxa de clase media. Su padre administraba una zapatería que vendía zapatos ortopédicos, y su madre era enfermera. Era el menor de cinco hermanos: cuatro hermanos y una hermana casada, que era madre de una hija de un año llamada Erika».
Todo cambio cuando los nazis irrumpieron en 1939 y el país se convertiría en un satélite del Tercer Reich.

A raíz de la invasión nazi de Bohemia y Moravia en marzo de 1939, Eslovaquia se convirtió en una entidad política separada, gobernada por la guardia fascista eslovaca Hlinka, en efecto un estado satélite del Tercer Reich.
«Entre los deportados a Auschwitz estaban sus hermanos Bela y Arpad, su hermana Peppi y su esposo y su hija pequeña, todos los cuales fueron asesinados allí. Emil pronto fue enviado a dos campos de trabajo forzado eslovacos, primero a Novacky y más tarde a Sered, y de allí en 1943 o 1944 a tres campos de concentración alemanes en los que las condiciones para los prisioneros eran mucho más duras, y las posibilidades de supervivencia mucho más escasas», relata el medio.
Después de relatar los principales detalles de sus tribulaciones en los campos en los que fue encarcelado, con un énfasis especial en Sachsenhausen, Emil se dirigió directamente al acusado:
«Estoy seguro de que debes haberme visto muchas veces corriendo con el ‘Comando de Zapatos’. Hoy vine a Brandeburgo a verte. Y por lo tanto quiero preguntarte: Al final de tu centésimo año, ¿tu oscuro secreto vale tanto para ti, que no puedes disculparte por tu contribución a mi sufrimiento? ¿No es hora de que seas valiente?
«No solo me viste, también siempre me escuchaste cantar la canción que me obligaron a cantar. El nombre de la canción era ‘Erika’. Y así me escuchaste cantar la segunda estrofa una y otra vez… mientras pensaba en la hija de un año de mi hermana Peppi, cuyo nombre era Erika», continuaba. «¡Usted, sr. Schütz, se convirtió en un adulto, viviendo 100 veces más que Erika!».
Pero Schütz, quien es acusado de asesinar al menos a 3.000 personas, dijo al juez Udo Lechtermann que no quería hacer comentarios.
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